Salgo de la oficina
sin saludar a nadie.
Quiero entrar rápido a casa,
desconectar los artefactos eléctricos
o bajar la llave de luz
antes de que lleguen todos
y vuelva a ser la persona
que todos esperan que sea
cuando entro a casa y estoy solo.
Para ese intervalo de silencio
me espera una botella de vino
que beberé del pico, a las apuradas
y si sobra, voy a tirarlo en el inodoro.
En algún lugar oculto de la heladera
reservo un pedacito de queso privado:
mis manos conocen de memoria el camino,
no hace falta luz para ubicarlo.
Voy a tomar mi libro prohibido,
marcar el número de teléfono que aún recuerdo,
adivinar tu voz del otro lado de la línea
y no preguntar qué hiciste
durante todos estos años.
Soñé con vos hace tres días
y no logro pensar en otra cosa,
pero no voy a decirte eso:
la vida no es una canción de Arjona
y mis pibes están por volver de taekwondo.-
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imagen extraída de aquí.-
domingo, 7 de junio de 2015
martes, 12 de mayo de 2015
Pommery
Estuvo mal haber tomado por asalto el micrófono en la fiesta por las bodas de oro de tus viejos: No debí haber golpeado al animador -un gordito con moño y correctísimo traje de alquiler color escarlata- y, por sobre todas las cosas, no debí haber invitado a todos los refinados comensales "a mover la burra en la pista de baile". Me hago cargo, sin justificativos. Una lástima el pico de presión que sufrió tu abuela; me alegra saber que tiene una prepaga cumplidora. No fue oportuna mi arenga, juro que no buscaba dejar atónita a toda la mesa del Jockey Club de Mónaco ni a la mujer del embajador francés, madame Figareu D'Artois, que ante mi desafortunada declaración, exclamó encantada y con el mas torpe acento español: ¡Ay! ¡Pero qué maravilla! ¿También les han obsequiado una burra?, buscando por todos lados y encontrando solo a la yegua de polo que muy gentilmente regalaron los reyes de Gales Meridional a los anfitriones. Me vi obligado a hacerlo: nunca jamás había tenido la oportunidad de hablarle a ochocientas personas a la vez (y por altoparlantes). Podrás decir que no hacía falta que subiera al escenario con una botella de Pommery entre mis brazos -así como acunada, como si fuese un recién nacido a quien es menester cuidar con amor y devoción etílica-, pero así me encontraba y así sentí subir. Fue un impulso. Un instante inspirador. Me alegra que para vos también haya sido una fiesta inolvidable.-
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imagen extraída de aquí.-
miércoles, 29 de abril de 2015
Rumania
El cuerpo astral viaja o eso dirá
ella: no sentís el peso de los pies porque cada tanto, si te
relajás, el cuerpo astral viaja, flota, pasea, vuela, escapa de tu
interior. Si acaso existiera, imaginaría al cuerpo astral como
un soplo de talco, un montón de aire denso, apelmazado y sin sombra.
El cuerpo astral no tiene sabor. Evita el desodorante. Es luz. Nadie jamás lo vio pero eso
dicen, que es el aura o algo así. Si pudieras viajar al instante
a cualquier parte del mundo durante una noche, ¿a dónde irías? Me
pregunta y quiero decir al cuarto de tu hermana pero digo que
a Rumania. ¿Qué hay en
Rumania que tanto te interesa? No
sé. Rumanos, supongo. No sé qué habrá de interesante en el futuro
que vos estás tan interesada en ir hacia allá, si después de todo,
es lo único que llega sin que nadie haga ningún esfuerzo y eso no
puede ser muy bueno.-
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imagen extraída de aquí.-
miércoles, 8 de abril de 2015
soez
Te vi en un video: no
precisamente de un cumpleaños -aunque bien podría ser una fiesta-,
y aunque en la filmación se te veía feliz, desenvuelta y desnuda,
no creo que te ponga muy contenta que esas imágenes hayan llegado a
lo más profundo de las memorias celulares y a lo más soez de las
charlas de bar. Sé que tu sueño era ser actriz, alcanzar la fama y
el reconocimiento público, pero no recuerdo que esta haya sido tu idea de triunfo. Cuando vi el video -porque tuve que
verlo: alguien me comentó que tu silueta encendía las redes
sociales y debí carearme con el material prohibido, suerte de ronda
de reconocimiento en la que la víctima compungida identifica a un
victimario vencido- debí aceptar que eras vos: retengo el mapa de
tus lunares faciales y cierto afecto por las vacaciones compartidas
en concubinato. Ahí estabas, en inusual postura indecorosa, sin
pudor ni ropa ni palabras que honren tu membresía apócrifa del
Jockey Club de Mónaco. En la filmación, el único retazo de tela a
la vista es una vincha que sostiene tu cabello negro. Era una bella
vincha, de color rojo con detalles en dorado. La compramos en Madrid,
un día en que estábamos peleados y te hice un regalo para que
volviéramos a hablar. Me gustaba cómo te quedaba esa vincha. Ya no
sé si podremos viajar juntos otra vez.-
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imagen extraída de aquí.-
martes, 24 de marzo de 2015
Candy Crush
Doy vueltas alrededor del Parque
Chacabuco: lunes, miércoles y viernes, de 20 a 20.30 horas, en trote
constante y sin pausas. Treinta minutos de silencio y
humillación deportiva, rodeado de oficinistas obesos que libran sus
cruzadas perdidas de antemano contra los triglicéridos altos y de
turgentes adolescentes que se fotografían en ropa interior luego de
haber transpirado metódicamente con sus calzas color fucsia, pelo
atado bien tirante y celulares más inteligentes que mis sobrinos más
inteligentes. Corro porque tengo 53 años y estoy casado. Lo hago con
una remera de Crucis gastada, un pantalón Nike heredado, medias
blancas hasta las rodillas y unas zapatillas deportivas que me regaló
mi mujer cuando gané un torneo de padel para veteranos. En realidad
salí segundo, pero le dije que había ganado porque me dieron un
trofeo. Salgo a correr, pero cuando alguien me pregunta si a mi edad
hago actividad física, digo que entreno, porque suena más elegante.
Corro por la violencia en Siria, los alimentos transgénicos y porque
Luquitas se llevó cuatro materias y para qué carajo le pagamos
el colegio privado a este pibe, Silvia, si se la pasa en la compu
jugando al Candy Crush. Corro porque el tiempo va en círculos y
hacia adelante. Troto y transpiro con olor a colonia barata y la
gente advierte mis aureolas adheridas, el pelo revuelto y el
cansancio en los ojos siempre puestos al frente. Corro porque dejé a
mi novia de los veinte años, y ya pasaron más de veninticinco y a
veces me pregunto qué habrá pasado con ella. Treinta minutos de paz
y sudor, un sacrificio casi religioso, de tribu perversa, para volver
a casa y comer en soledad una milanesa con papas fritas a caballo
mientras miro la repetición de un programa de Tinelli. Corro y termino en la misma baldosa en la que comencé a correr.-
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imagen extraída de aquí.-
miércoles, 18 de marzo de 2015
cósmica
No deberíamos volver a
cruzarnos: había quedado claro en la última y fatídica charla que
mantuvimos hace unos años, mirando el espejo en el techo de un
albergue transitorio que nos había recomendado la profesora de yoga
de tu papá, pero subestimamos al azar y las casualidades y no hubo
forma de esquivarse. Error mediante, sería bueno establecer algún
cronograma horario, acordar fiestas a las que no asistir y rutas
paralelas por las que andar sin ser abordado por el pánico a otro
inesperado encuentro. La Avenida Córdoba es mía, podés quedarte
con Santa Fe: sé de tu gusto por las vidrieras adolescentes y la
indecisión de las calles doble mano. Ni pienses en la línea A. Te
cedo todos los colectivos que van para Retiro, Morón y Caballito.
Prometo no transitar por Villa Urquiza, Saavedra y Palermo Soho. Dame
Recoleta, Parque Patricios y Flores. De Juramento para allá, es
tuyo. Te dolerá no adueñarte de Congreso, pero no voy a privarme de
ciertos restaurantes que conocés gracias a mí. En compensación, me
excusaré con inexistentes viajes de trabajo para no asistir a ningún
cumpleaños en terreno disputado. Las próximas vacaciones las pasaré
en el Sur: tomá nota. No iré a ninguna obra de teatro cuyo título
comience con una vocal o consonante que figure en tu nombre. Los dos
necesitamos la Avenida Corrientes: me mantendré en la vereda par. Si
acaso no resultare suficiente esta guía práctica para mantener
la paz cósmica y ambos -sin querer- coincidiéramos en el mismo
metro cuadrado, evitemos los saludos protocolares y las charlas de
ascensor en plena vía púbica: prefiero ahorrarme cualquier rosario
de preguntas estúpidas antes de ir a dormir.-
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imagen extraída de aquí.-
martes, 25 de noviembre de 2014
Perogrullo
Nos gusta la belleza
inofensiva, la que no abruma, belleza discreta, sin violencia ni dolores de prospecto, esa
que no se presenta como una belleza de Perogrullo, belleza no tan
belleza, libre de sintéticos y siliconas, una belleza
sin sorpresa, un poco rota, a veces insulsa, belleza lavada,
desteñida, la que para algunos resulta horrible nos parece
particularmente bella porque no es la belleza de todos, es esa, justo
esa, la mía, la que yo quiero y nadie quiere o al menos no quieren
todos, belleza debatida, liminar, de margen asimétrico y
desprolijidad táctica, belleza grosera, silenciosa, muda, lenta pero
nunca idiota, tal vez ordinaria, analfabeta, belleza como al decir
alfalfa y sentir la cosquilla en el labio inferior como al pronunciar
la palabra inferior, belleza superior y aún así desapercibida, sin
pretensiones de ser una belleza única e irrepetible, que para qué
vamos a escatimar con la belleza si al mundo no le sirve una belleza de
elite.-
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imagen de NNN.-
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