lunes, 30 de abril de 2012

criptozoología

No conozco Neuquén, no me interesa la nieve, me incomoda el frío, no tengo campera de abrigo como para visitar el sur, me hincha las pelotas andar en carpa, no me gustan los lagos, desprecio la belleza natural de las montañas, no creo en las tradiciones mapuches, no respeto los mitos ancestrales sin posibilidad de comprobación científica, dudo sobre la existencia de seres interplanetarios, de criaturas sobrenaturales, del producto de la actividad nuclear en los fondos oceánicos, de los fondos oceánicos, de las buenas intenciones de la gente de pueblo, y para colmo me perturban los viajes en avión, llegar o bajar o subir o señar o ubicar hospedaje o restaurant o lugar para hacer pis, y aún así, tampoco respeto la criptozoología y a la gente que necesita creer en animales mágicos para nutrir su vida -vidita- monótona, sus expediciones turísticas con fines siempre didácticos y nunca sexuales, lejos de las drogas y los excesos, y no creo incurrir ni en un exceso ni desatino ni exageración si digo que jamás vi al monstruo Nahuelito pero dada una comparación al azar, si tu ego fuese el Nahuelito, no sé qué comerías pero esta pareja que conformamos sería una muy apetecible foca herida y en la antesala de tus fauces violentas, despiadadas y sin gollete.-
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(imagen extraída de aquí)

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