O vos o la casa llena de gatos: ella dijo eso, con elocuencia y ternura pero sin el menor sentido de la oportunidad, y opté por privarme de su celo y simpatía a mansalva, al menos en los diez o veinte años que me quedaban por delante, en los que me dediqué con esmero y paciencia a formar un buen semillero de actrices jóvenes pero mediocres, modelos en pleno complejo de inferioridad y periodistas ninfómanas desinformadas informales. Tal como jamás lo hubiese imaginado, el tiempo nunca me reprochó que yo la hubiera cambiado por una cantera estable de mujeres con fines recreativos. Hasta que recordé su frase. O vos o la casa llena de gatos. Brillante. Y ella que seguro creyó que con eso me retendría. El tema es que un hombre no pretende acostarse con la joya de Harvard, para dar con el preciso concubinato se necesita poco más que un coeficiente intelectual superior a 140. Se requieren cosas que figuran en una lista de supermercado que a menudo pasan cerca mío pero que siempre pasan. No te llamaría sólo para festejar una frase ingeniosa que dijiste hace años, pero tampoco haría el intento por saber si en tu balcón hay lugar para mis colillas de cigarrillo mal apagados. Tal vez me arrepienta algún día. Por el momento, vos en tu casa llena de gatos siameses y yo en la mía con mis gatos de carmín prestado.-
.
.
1 comentario:
soy alérgica a los gatos.
vos. Palabra clave: latoo
Publicar un comentario