Una, y otra vez, y otra vez empecé a escribir esta misma carta, y la reescribí, y la volví a reescribir, todo para hallar una forma alternativa de darle pie a estas mismas líneas, tratando de no comenzar con la frase "la verdad que sos un reverenda hija de puta". Pero no. No hay forma. Hurgo en mi parcela léxica y nada. Así que buen. Lo intenté. La verdad que sos una reverenda hijo de puta. Ahí está. Pero qué linda hija de puta, una hija de puta con clase eh, no vayamos a confundir. Una hija de puta gourmet, de elite. Porque ser hija de puta tiene un mérito: una boludita es una boludita, para ser hija de puta -tan hija de puta como vos- hay que tener cabeza. Y además hay que estar buena. Y esa sos vos, no hay duda. Acá no hay mosquita muerta. Tal vez por eso me gustaste, por hija de puta, por puta y por soberbia y reventada. Y los momentos que compartimos -¡qué buenos momentos!- los miro con simpatía. Fuiste tan hija de puta que me hiciste feliz. Y no me molesta saber que ya no te queda ni dignidad para mirarme a los ojos, me perturba la idea de entender que aún sabiendo que sos una grandísima hija de puta, volvería a permitir que me dejaras así de mal una, y otra vez, y otra vez.-
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(imagen cortada, extraída de aquí)
6 comentarios:
La saqué a Uma de toque.
Un beso, Juan Bautista.
Que agresivo! es para tanto?
"hija de puta gourmet" me encantó, es sublime
Bien ahí por esta parcela!
:)
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