lunes, 21 de octubre de 2013

tomate

Ver que los deseos de los amigos coinciden con los deseos de sus padres. 
No poder sostener un diálogo frívolo con personas intrascendentes.
Tolerar a las mujeres vencidas y a los alcoholes perfumados.
Llevar en las fiestas los regalos que la familia espera que uno lleve.
Cocinar sin sal. Acostarse temprano. Evitar el sol. 
Asumir la edad. Sonreír de fracaso. 
Saber que el desenlace podría haber sido mejor. 
Resignarse al aumento indiscriminado del precio del tomate.
Entender que cabe la abrumadora posibilidad de cenar solo. Cada noche.
Nada se compara con haber perdido la capacidad de sorpresa.-
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imagen extraída de aquí.-