lunes, 30 de noviembre de 2009

sótano

Kissing a fool, gran canción en boca de una banda de bluseros cocainómanos: el contrabajo es un gordo que respira, se atraganta, respira y tira graves. Cuando estoy así, desarmado en el sillón, con la camisa fuera del pantalón y en plena guerra entre mis pies por sacarme las medias sin ayuda de las manos, me gusta tomar whisky, pero sólo me gusta cuando estoy triste, y si estoy triste es porque de alguna u otra forma te pierdo. Sé que vas a volver. Te olvidaste el imán del delivery de sushi, y vos sin eso no podés vivír. Te tengo donde quiero, querida, y por eso quiero reírme pero no quiero arruinar mi performance depresivo-disuasiva. Aunque estés besando a un idiota, aunque lo hiciste todo este tiempo aún estando conmigo, no tenés chance de quedarte donde estás. No estás de verdad ahí. No sin mí. Porque esta es tu casa, fue tu casa, hoy te tocaba lavar los platos a vos: ni en eso te puedo confiar. Al menos llamá y decíme dónde está el repasador, a qué hora vas a llegar, esto no es un hotel, querida. La puta madre, mañana me tengo que levantar temprano, y cuando abras la puerta me vas a despertar por el tintinear del llamador de ángeles que puse por tu capricho, y vas a despertarme porque vas a volver, ¿No que vas a volver? Al menos por el imán del delivery, porque no lo tenés, aunque si llamás a tu mamá ella seguro te da el teléfono, entonces tal vez no vuelvas, y ahí sí te quedarías con ese idiota, pero no sin antes recordarle que otro idiota duerme en algún otro departamento en el último rincón del sótano de tu interés.-
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viernes, 27 de noviembre de 2009

Illia

Matar al docente: esta mañana imaginé un video graf no menos trivial en cada absurdo noticiero, de esos en que conductores y panelistas invitan a despertarse con una sonrisa y ponen música de Los Cafres mientras te muestran la autopista Illia colapsada. Todo parece dar igual: mañana llueve, los hijos del paco, paro de empleados municipales, Matar al docente. Y esperan que uno abra los ojos y haga una fiesta, se vista con optimismo y se lave los dientes que sonríen frente al espejo. Frente a ellos, medialunas de mampostería, y contra la cara de sueño de la gente, Matar al docente, que no es lo mismo que matar a una persona cualquiera. Es un docente. Es una contradicción: pegarle un tiro a una mujer de veintipico, casada hace un puñado de años, recibida hace meses. Meterle un plomo en la espalda a una señorita de jardín de infantes -mujer de pueblo resignada a la tarde de mates en la plaza y las lentas calles de tierra- suena un poco irónico. Sacudir el cuerpo de alguien que da clases, que pone buena cara frente a la mala cara de gente sin cara, sienta un poco incómodo. Da envidia ver la felicidad de los que no tienen razones para serlo. Como el que agradece y no tiene por qué agradecer. Mirá dónde vivís, tal vez nada podría ser peor. Por eso, matar al docente es la cumbre de la lisergia cotidiana.-
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jueves, 26 de noviembre de 2009

mondongo

Para hacer política hay que tener huevos. Macho hay que ser: si querés ser presidente, lo lamento: dejá el acento afrancesado en la primera piedrita del camino de ripio que muere en la villa. Vas a tener que bajarte de la combi sin tanto guardaespalda dando vuelta, dar beso a gente de todos colores y a cada momento, firmar autógrafos a muchedumbres que ni te conocen pero que saben que sos famoso, tomar mate amargo y lavado, tragar gomosas tortas fritas, chupar del peor vino en cartón -y encima tibio- y comer asados con una carne de mierda. Eso es política: el barro hasta los tobillos, con las medias Dior puestas. Jodete, papi, la política no es para los finos. Hay que sonreír, festejar, abrirse la camisa y saludar a gente transpirada y pegajosa. Estrechar manos sucias y gordas y demacradas del trabajo de verdad, mutiladas por máquinas y por el día a día, no son manos gastadas de hacer política. Más vale que te aflojes la corbata y respires profundo. Poné cara de simpático y no rechaces a nadie. Acariciá la cabeza de cada chico que no te llegue a la cintura: limpiale los mocos con la manga de tu camisa Polo. Prometé de todo, cualquier cosa con tal de llegar a los más alto. Y si no te gusta el ambiente, si ves que es todo medio fulero, que fuman faso y de las peores plantas, y como que mejor aprovechar el tiempo con gente culta y limpia y pacata, dedicate a otra cosa, andá a hacer política a una boutique o a las universidades privadas: hacé política para la gente bien, que tal vez hasta te voten cuando le eches la culpa de todo a los que hacen campaña entre los platos de mondongo del día anterior y el trago de agua sin potabilizar.-
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miércoles, 25 de noviembre de 2009

expensas

Pienso en vos. Simple. Así de fácil. Pienso en vos: punto, espacio.
Pienso en vos.
Cuando me despierto y me lavo los dientes, enciendo la radio, puteo porque es lunes, o martes, o miércoles, o sábado, y enchufo la tostadora y quedan sólo las tapas del pan en el envoltorio de Fargo, puteo una vez más y pienso en vos. Con vos no pasaba esto, siempre había pan de salvado. Nunca quedaban las tapas, a secas, tristes y siempre bien marginadas tapas del pan lactal. Y ahora hay un par de tapas dentro de la bolsa vacía, y un hombre vacío dentro de una casa vacía pero llena de cositas muertas por el living y encima de la tele. Pienso en vos.
Si viene mi novia, pienso en vos. Si viene mi amante, pienso en vos. Si viene el encargado del edificio a reclamarme las expensas, pienso en vos. Si viene mamá, le digo que se vaya. Me habla de vos: ya mucho tengo con el cargo de conciencia, dejá mamá, quedate cambiándole los pañales al nono, que así estamos fenómeno.
Pienso en vos y no puedo pensar en otra cosa. Es una constante ridícula, pérdida de tiempo estúpido, empeño de ánimos drogadictos y esfuerzos en vano. Pienso, y pienso, y pienso. Y así, cada vez con menos ganas de pensar, también se escapan las intenciones de vivir.-
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martes, 24 de noviembre de 2009

aviso

Este blog puede llegar a entrar en cortocircuito esta misma semana por cuestiones académico-socio-económico-disponibili-supercalifragilisticoespialidoso-laborales. Tengan a bien seguir bancando la parada. Disculpe las molestias ocasionadas.-

lunes, 23 de noviembre de 2009

PyME

No te ofendas, yo sé que a vos te gusta que todo salga bien, que ordenás la ropa por colores y en degradé, que tenés tus archivos bien divididos en cada carpeta y que a cada reunión con amigas llegás quince minutos antes, pero tengo que agriarte la mayonesa porque no hay otro remedio: yo no soy el tipo que buscás. Intenté durante estos meses amoldarme a la estabilidad de tus camisones y pasta dentífrica blanqueadora, pero esta posición no me favorece, soy un títere disfrazado de buen amante. Tu perro me huele raro, se come mis medias, y a veces me molesta tu pelo sobre mi cara. La esponja vegetal que tenés en la bañadera me raspa la entrepierna. Yo debo cargar con un problema -más allá de mi piel sensible-, no sirvo para el afecto polirubro, requiero concentración y una charla técnica previa. Vos me tomaste desde el vestuario, las cosas se fueron dando, pero nunca terminaste de explicarme de qué iría la cosa. Y acá estamos: vos, feliz con mi confusión, y yo confundido de tanta felicidad prestada. Soy un goleador de botines cambiados, convencido del fracaso de esta PyME sentimental. Lo lamento de verdad, pero tengo que ser honesto. Vos y yo no vamos a tener un perro, ni luna de miel ni vitel toné los 24 de diciembre. No hay chance de que yo hamaque a tus hijos.-
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domingo, 22 de noviembre de 2009

sábado, 21 de noviembre de 2009

disparos de lucidez: #33

"Vuelvo de jugar al fútbol y la paso mal: no tengo a quién contarle cómo salimos en el partido".
Se lo dijo un amigo a su ex novia en la sección Ex parejas, en el programa de radio Perros de la Calle.-

viernes, 20 de noviembre de 2009

pilar

¿Seguro que vos no estás embarazada? Pregunta la señora María del Carmen Arostegui de Gorostiaga -Carmencita, para las amigas del té- a su empleada doméstica, Rosa Gómez, Rosa, para la señora María del Carmen y para la gente del barrio. No me digas que estás embarazada..., insiste Carmencita, que ahora se toma la cabeza y niega, Carmencita negadora y la Rosa que bien sabía que a la Señora le iba a molestar si ella se daba cuenta del bombo, entonces ahora es Rosa la que niega con la cabeza, la que explica que no señora, no se ande con cosas raras, que yo vivo sola y yo solita me atiendo, y Rosa que se atiende solita y de paso atiende a la familia Arostegui Gorostiaga y comensales varios, jura y se besa los dedos para que Carmen le crea. Estoy gorda nomás, aclara, y sirve las tostadas para Marcos Arostegui Gorostiaga, pilar del Etchecopar's Rugby Club, cocainómano social y perfecto armador de cigarritos de marihuana. Rosita, estas tostadas del orto están quemadas, hacé nuevas, y Rosita que corre a la cocina, se muerde los labios, mete panza para adentro -le pide perdón a un feto sin nombre- y sonríe para luego soñar el día en que los Arostegui Gorostiaga sean víctimas de un hecho milagroso, de justicia o psicópata-delictivo.-
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jueves, 19 de noviembre de 2009

detrás

El jueves 19 de noviembre de 2009, llamame: si seguimos solos, nos casamos al día siguiente. Cada mañana desde ese febrero en Villa Gesell, que me despierto para leer tu promesa anotada detrás de un boleto de colectivo. Fue en el '94: yo estaba borracho y vos desnuda, preciosa, distinta. Y me juraste una pavada, que volveríamos a vernos dentro de quince años, y para esa época seguro que a mí me pareció un siglo, y vos habrás asegurado eso como un decir estúpido de una mujer cualquiera con intenciones de no quedarse sola. Pero para mí no. Y entonces llegó el 19 de noviembre de 2009, tengo más barba que a los 17, menos razones para estar ilusionado y un trabajo que me ocupa todo el día. Quince años después de tu promesa rectangular -ubicada justo debajo del vidrio de mi mesita de luz-, no tengo hijos ni pienso tenerlos porque para empezar, no tengo con quién. ¿Y vos? ¿Qué contás? Tanto tiempo, después de quince años cómo estás, es 19 de noviembre de 2009, ¿Te acordaste de...? Sí, mucho tiempo, me recibí, ¿Vos? Te llamo por otra cosa, ¿Te acordás de...? Sí, claro. ¿El también es abogado? ¿Hace mucho están? Qué bueno, qué lindo lo que me contás. Sí, claro, yo también estoy con alguien, nadie espera quince años.-
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miércoles, 18 de noviembre de 2009

celiacos

Las gotas de los aireacondicionados que se mezclan con la lluvia no anunciada por el servicio meteorológico; el eclipse de las BlackBerrys con frío; una tele clavada en los números de la Bolsa; el patrullero que aulla y pestañea en azul y blanco; mi pastilla que una vez en la boca, se parte en mínimas navajas con gusto a cereza; un nene que infla y desinfla una bolsa de supermercado embadurnada en poxiran; los paraguas que se rompen de tormenta; olor a garrapiñada pasada; la loca del Banco Patagonia, que baila y se enreda con su propia bufanda; una moneda de cinco centavos tirada; la agonía del humo del cigarrillo; promociones y descuentos en productos para celiacos; afiches y papelitos para contratar putas y viajes turísticos; el viento que dobla telones y desnuda oficinistas; ojos abiertos frente a las avenidas; perfume de Barrio Norte; revistas para tatuadores con disfunción eréctil; tres corbatas de invierno; el carro de los cartoneros que rompen bolsas en busca del día; café con leche descremada; una señora que pregunta dónde se toma el 132; las palomas que se cuelan en los cables de luz; mi pelo mareado frente a la vidriera de una rotisería; la miseria humana que se hunde para siempre en el barro de las tres de la tarde.-
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martes, 17 de noviembre de 2009

Afganistán

El nivel socioeconómico de un niño se ve marcado por una sola cosa: el viaje a Disney. Si tenés entre siete y once años, por más que hayas llenado el album de figuritas de Dragon Ball o sepas todos los trucos del Mario Bross, si no conocés Disneylandia -no besaste la nariz de Mickey, no vomitaste en alguna montaña rusa y no te sacaste la foto con los personajes de El Rey León-, lo siento mucho, querido, pero no existís. Tengo varios años más de once o doce, y todavía no conozco Disney. No conozco el Parque de la Costa, la gente se ríe cuando aseguro que no voy a los parques de diversiones porque no me divierten: a mis veintitantos, no concibo un parque de diversiones sin putas, drogas duras e interminables torneos de Wining Eleven. La verdad es que ahora, Disney me importa casi tan poco como el cultivo de moras transgénicas en Afganistán. Pero cuando era chico, la perspectiva era distinta. Yo siempre tan aplicado, tan delirios de Europa y adicciones al Family Game. Pero no hay recuerdos de Disney, no de un lugar al que siempre me prometieron que iría, y a fin de cuentas, jamás visité. Siempre era el año que viene. Y nada. El año que viene -como el año anterior- era San Bernardo, y allí, si había suerte, tal vez algún trencito de la alegría. Cada comienzo de año era una patada exacta en la zona baja de las pelotas. Todos los chicos con sus cartucheras recién traídas de Orlando. Y a veces me regalaban como souvenir, un lápiz de Pluto: tomá, para que te sientas menos pobre, yo sí te regalo las sobras de mi felicidad importada.-
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lunes, 16 de noviembre de 2009

monopatín

Me preocupa que ya no me cagues con otro tipo. ¿Qué pasa? ¿Por qué hacés esto y me llamás antes de dormir y lavás los platos sin chistar y te dejás someter a mis fantasías de sádico amo sexual? ¿Acaso soy yo el cambiado? ¿Te hablo, te toco, te mantengo mejor? Despista verte tan atenta, que ofrezcas siempre una solución al conflicto y con tanta facilidad. Tu nuevo método de seducción funciona, pero me aterra: qué me vas a pedir, por dónde tenés pensado chicanearme, que hasta te acomodás en cucharita para la siesta del domingo y no querés salir con tus amigas. Ya no sé qué pensar. Espié los cajones de tus análisis y está todo en orden. Seguís comprando toallitas femeninas y pastillas anticonceptivas. Y no me cagás. Ya no, porque no hay reuniones fuera de casa ni llamados fantasma en la madrugada. Hasta ganas de engañarte me dan, tu repentina coherencia marital me cae como inyección de uranio. Y tu sonrisa. Tu flamante y permanente ánimo impoluto. Te ves feliz, y ahora me hablás de hijos, de pasar las vacaciones y la vida juntos. Claro, la señorita ya no me caga y espera que uno festeje con bengala, bombo y gorrita. Y me decís te amo cada quince minutos. ¿Sabés qué -Miss Cariñosa-, por qué no te vas -en monopatín- al carajo?.-
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domingo, 15 de noviembre de 2009

sábado, 14 de noviembre de 2009

jueves, 12 de noviembre de 2009

surprises

Una canción que conocés, se activa la bola de espejos, bajan las luces, la gente se abraza, tu cigarrillo es una luz anaranjada que nace y se queda con cada pitada en esta fiesta organizada por vos, para tu propia consagración y delirio y siempre imaginaste este momento como una gloria insoportable, toda tu vida quisiste y pensaste en esto y lo sabe todo el mundo y todo el mundo te quiere y se acerca para felicitarte y darte un abrazo, son tantos, no podés contarlos pero sabés la historia de cada cara que te besa en las mejillas, te abrazan, buscás otros ojos y esos ojos que no vinieron y ya no van a llegar, la bola de espejos rompe la sala en millones de cuadraditos blancos que giran, y ahora hay tanto cariño para ser tan poco, qué hacer con tanta gente que te quiere, para eso mejor seguir fumando, alguien canta la canción que conocés, No alarms and no surprises, la gente se ríe, qué bueno tener una fiesta en que la gente se ve feliz, qué bueno que es llegar a lo más alto y que te reconozcan por haberle dado tu vida a un puñado de cuestiones y que la gente lo vea y te lo diga, y todos que te quieran tanto, deberías festejar y no festejás, desde el centro de la pista el mundo eleva la copa y dicen por vos, y vos ahí, en el fondo del salón, sin copa, con todos reunidos para vos que no celebrás, vos que sos una lucesita anaranjada en el fondo del salón y en el fondo tan evidente tan muy solo.-
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miércoles, 11 de noviembre de 2009

estupenda

Nadie me advirtió que la hija del jefe de Recursos Humanos estaba más buena que recibirse de arquitecto. Mi jefe -el jefe de Recursos Humanos-, además de ser mi jefe, era arquitecto.
Nadie anticipó que no debía hablarle a la hija del jefe: rubia de peluquería palermitana, pelo hasta la cintura, caprichos de nena bien.
Nadie adelantó que además de ser la hija del jefe, el amor platónico de la mitad de los oficinistas de la City porteña y una acérrima enemiga de las relaciones a largo plazo, era simpática. Qué digo simpática, muy simpática. Tanto que hasta salimos unas cuantas veces.
Nadie se enteró que nos privábamos del after office para escapar a la cueva que el padre mantenía casi clandestinamente para sus fiestitas privadas con las putas que contrataba desde la oficina. Viejo zorro. Jefe de Recursos Humanos, arquitecto y putañero.
Nadie se acercó para decirme que se notaba la onda que teníamos, y que todo el mundo lo notaba, y que ya era insostenible. Pero no me molestó la falta de solidaridad masculina de mis pares. En realidad, nada me molestó. Más tarde, me dolería.
Porque nadie fue capaz de soplarme que la hija del jefe salía con el subjefe de Recursos Humanos, un tipo siempre bien afeitado y sin título de arquitecto, pero me atrevería a asegurar que con la piña más fuerte de toda la oficina. Y claro, además, con un interesante pool de abogados, que se encargaron de inventarme una justa causa para echarme. Ella, sin lugar a dudas, fue una causa estupenda.-
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martes, 10 de noviembre de 2009

retórica

Con quién dormirás hoy. No me lo digas, es una pregunta retórica, dejalo así. Adivino tu mueca gastada sobre la cama con el acolchado a rombos, la tele en silencio y clavada en el canal Volver. Vos a medio desnudar y tu gesto más ganador, ambos tirados encima de los ositos despeinados, estúpidos souvenirs de tus amantes de peluche. Decíme cómo se llama. No, pará, era un chiste, no lo hagas. Seguro vas a pedirle que baje la voz, que en la habitación de al lado duermen tus viejos. Acordate de avisarle que la cama golpea contra la pared que da al cuarto de tu hermanito. Él me extraña. Y vos también. Basta de juegos, quién es el tipo, ¿Lo conozco? Ya sé, no soy el centro del universo, pero en una de esas lo tengo de vista. Entiendo, mala idea, ni lo menciones. No le digas que estuvimos juntos, mirá si me conoce y vos no lo sabés. Qué feo sería. O no. Muero por saber a quién te vas a coger hoy. Quiero saberlo. Mandame una foto, hablame de él, no sé, contame qué hace, cómo te toca, si lo hace mejor que yo, dale, hablá, no te quedes muda, quiero saber que soy mejor, si no es así mentime, si de verdad es mejor que yo, decí que no tenés a nadie y no vuelvas a atenderme.-
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lunes, 9 de noviembre de 2009

Vívere

Lo lamento por vos pero no estoy de paseo, no vengo de visita con mi paranoia bajo el brazo a copar el botiquín de tu baño en suite. Yo cuando llego, llego, y agarrate Catalina, y que se agarre también Mercedes, Claudia, Eleonora y tu mamá, que cada mañana la escucho preguntar con desagrado si es necesario que me lave lo calzoncillos, claro que es necesario, a lo sumo no será tan necesario el capricho del Vívere, pero es un gustito del cual prefiero no privarme. La que ahora se tendrá que privar de ciertas cosas sos vos, y es una lástima que se te acabe la joda, que tu adolescencia celebre una fiesta y yo caiga y te apague las luces, pero soy así, no voy a decirte que nada va a cambiar porque todo va a cambiar: no bailo el carnaval carioca y me gusta fumar desnudo. Yo sé que tal vez querías un novio freelance, alguien a quien querer cuando vos quieras, un hombre descontracturado, con abdominales marcados y vacaciones con los amigos en Brasil. Y caí yo, que tengo más pelo en el pecho que cuentas bancarias, y que te despierto por las noches para que hagamos el sexo en la ventana. Es lo que hay, querida; otra vez, vuelvo a lamentarlo pero sin tanto lamento. Para medias tintas tenés al resto: yo soy un jugador de toda la cancha, intratable goleador inspirado, obrero del tiki-tiki emocional.-
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domingo, 8 de noviembre de 2009

viernes, 6 de noviembre de 2009

pus

Presionar con dos dedos, fuerte, más fuerte, duele, ay, me hacés mal, despacito, ahí viene, creo, más fuerte, ay: pus. Después sangre, un líquido rosado, sangre, algo de pus, alcohol, me arde, curita, se me acabaron, ponete papel higiénico, papel blanco sobre la herida que ahora es papel blanco manchado de rojo. Sonreís. Qué alivio. En unos días no tenés nada, perdé cuidado. Cualquier cosa, me venís a ver. ¿Ahora te hacés el dermatólogo? No, digo, que me vengas a ver, te ayudo con esto, la espalda es un lugar difícil de llegar. Conozco el camino. Lo sé, es tu espalda. No, me refiero al camino para llegar a tu casa. Ah, no sé cómo, pero está bien. Sí, porque antes venía a hacer inglés por acá. ¿Y aprendiste mucho? Maso. Ah, qué interesante. Me tengo que ir, pero pasá cuando quieras. Dale, voy a pasar, no sé cómo seguirá esto. Bueno, cuidate la espalda. Sí, me la cuido. Te olvidás tu cepillo de dientes. Ah, sí, este es el viejo, creo que también dejé mis pantuflas acá hace unas semanas, ¿Puede ser? Todo puede ser...¿Las tuyas son las negras? No, las mías son las de piel de zorro. ¿Mataron a un zorro para hacerte unas pantuflas? Son sintéticas, creo. Creés...Pasate alcohol por la espalda. Dale, vos pasate por casa algún día, si querés.-
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jueves, 5 de noviembre de 2009

escarpines

Carmencita se acaricia el vientre inflado, su mano pinta círculos sobre el bulto color azul que se le hace cada vez que se pone ese vestido tan lindo, aunque todo le queda chico, pero le queda divino porque las mamás son divinas, y se toca el ombligo y mira los ojos de Adriana, que quiere llorar pero no lo hace ni lo dice pero yo lo sé, porque siempre quisimos tener un hijo pero vaya uno a saber por qué Dios no quiso, y Carmencita que tiene tantos hijos como caprichos en las tardes de domingo, Carmencita sí que tuvo suerte con ese tema, ella sí pudo concebir, festejar, tomar vino blanco, pensar un nombre, comprar escarpines y cambiar pañales, y lo hizo ya varias veces, y Adriana ni una, nosotros con Adriana no pudimos y cada vez que aparece por casa Carmencita con esas facturas que revientan de crema pastelera, Adriana es una sombra, la veo morderse los labios y rezongar porque en esta casa siempre hay hormigas y vos que tenés la gentileza de traer facturas y se llenan de bichos, cosa de no creer, y Carmen que bueno, no importa, y le muestra la panza de siete meses a una Adriana deprimida desde hace años, y mientras Carmencita se ríe de las patadas de un bebé inquieto, la pena de Adriana me observa y ella misma se lleva a la boca otra factura para morder la angustia, la crema pastelera, el azúcar a medio quemar y un puñado de hormigas negras.-
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miércoles, 4 de noviembre de 2009

disparos de lucidez: #29

Paro de subtes de 11 a 23 o de cómo ganarse el odio de la sociedad toda.-

tránsfuga

Tu infelicidad no me hará volver. Punto. Por más que llores, patalees, cortes cebolla o juegues al solitario en la pantalla de tu computadora, no estoy dispuesto a dejarme sobornar por tu repentino arrepentimiento arremangado. No es así. No me das pena. O sí, un poco, pero eso no es suficiente para rebobinar la cinta mal grabada de nuestros días en trincheras alquiladas. Dejá de abusar de mis escritos. Ya mucho se gastan solos como para que vengas a reciclarlos. Pero igual ahí estás, vos y tu pose de víctima, la mueca cocainómana depresiva, los discos de Serrat y mis libros a medio vender. Dejé la Enciclopedia Británica: seguro que la hiciste guita en alguna mesa de saldos en el Centro. Dentro del tomo VI había una carta de cuando nos conocimos. Con eso vas a poder darle cuerda a tu nostalgia. Lo que te pido es que dejes de repetir tu histeria de mujer sola, de llamar compulsivamente a tus amantes del colegio primario, y que ni por error se te ocurra nombrarme de contrabando, bajo un teléfono desconocido o marcando asterisco numeral y la combinación rara que te dijo el pibe de la empresa -tránsfuga de poca monta, narcotraficante al por menor, onanista eterno por necesidad-. Ya está, ya fue. Tengo la cabeza en pausa y así las cosas van bien.-
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martes, 3 de noviembre de 2009

almíbar

Soy un pelotudo de saco celeste y camisa blanca a rayas, sentado en el escalón de una casa cualquiera. Soy un pelotudo con saco y camisa: un pelotudo elegante, y además, con flores amarillas en la mano. Es un ramo más que muy respetable: se consigue de diez a doce pesos cerca del cementerio de la Chacarita. Tengo puesto el mejor jean que pude comprar. Zapatos de gamuza heredados, perfume importado -gentileza de un amigo que se roba las muestras gratis del free shop en donde trabaja- y el pelo seco recién cortado. Un pelotudo con altura, ojo, no vayamos a confundir. Pelotudo perfumado. Pero a fin de cuentas, un pelotudo que te espera siempre, y no aprende, y te trae flores y se viene con sus ropitas coloridas y con sus ganas de que algún día te sorprendas de tanto afecto, pero nada. Si te caigo con un elefante anaranjado, seguro que ni te das cuenta. Preguntarías el nombre, o de dónde lo saqué, que mejor lo devuelva porque están en extinción, y en mi departamento no entra. Y es verdad. Qué pelotudo soy. Pero me queda cómodo el rol del banana split, del zapallo en almíbar. El papel del pelotudo me sienta fantástico. Aunque de a ratos, aunque vos no lo veas, me avivo un poquito y empiezo a pensar.-
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lunes, 2 de noviembre de 2009

soluble

No es por cobardía que aún no termino de suicidarme: es por Julia. Frustro los intentos porque me surge una pregunta incómoda y que no quiero llevarme a la muerte: ¿Qué será de ella sin mí? El día en que me trague las pastillas sin vomitarlas al instante, o cuando al fin decida dejarme caer en la terraza del edificio, Julia ya no tendrá nada más por hacer. No habrá más mi perfume antes de salir a trabajar. No más dos tazas de café soluble. A dónde se va a mudar: se lleva mal con la madre, y el padre nunca me aceptó. Mis abuelos ni la reconocen y de alguna forma, la obligarían a colaborar en su cuidado, y ella que no sabe ni cómo cambiarle los pañales a los mellizos, cómo se hará cargo del Alzheimer de dos viejos desconocidos. No puedo hacerle algo así a Julia. Tendría que limpiar el patio siempre lleno de hojas en esa casa de Liniers, húmeda y con piso de mármol. Y los mellizos, Julia, decíme vos, que siempre me criticás a mí, que no les presto atención, que ni son mis hijos, decíme Julia, ¿Qué le vas a decir a los mellizos cuando te pregunten por su papá? ¿Les vas a decir que estaba loco? ¿Sos capaz de hacer algo así? ¿De hacerme algo así? Ya no sé qué pensar de vos, Julia. Pero tengo todo listo. No puedo seguir alarmando a la familia con mis tentativas. Lo lamento, Julia, de verdad, lo siento, no sé qué vas a hacer sin mí. Que sea lo que Dios quiera. O mejor, que sea lo que vos puedas.-
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domingo, 1 de noviembre de 2009

disparos de lucidez: #28

Redes sociales, MSN, Facebook, mensajes de texto, Twitter, ICQ,...Todos son factores de riesgo marital. La tecnología avanza y las relaciones humanas retroceden.-

Ojos de Motorola W375 - consejo de papel

Consejo de servilleta para un fin de semana con tormenta, mujer a la izquierda, torta de chocoloate y lágrima de por medio.-