domingo, 7 de junio de 2015

taekwondo

Salgo de la oficina
sin saludar a nadie.
Quiero entrar rápido a casa,
desconectar los artefactos eléctricos
o bajar la llave de luz
antes de que lleguen todos
y vuelva a ser la persona
que todos esperan que sea
cuando entro a casa y estoy solo.
Para ese intervalo de silencio
me espera una botella de vino
que beberé del pico, a las apuradas
y si sobra, voy a tirarlo en el inodoro.
En algún lugar oculto de la heladera
reservo un pedacito de queso privado:
mis manos conocen de memoria el camino,
no hace falta luz para ubicarlo.
Voy a tomar mi libro prohibido,
marcar el número de teléfono que aún recuerdo,
adivinar tu voz del otro lado de la línea
y no preguntar qué hiciste
durante todos estos años.
Soñé con vos hace tres días
y no logro pensar en otra cosa,
pero no voy a decirte eso:
la vida no es una canción de Arjona
y mis pibes están por volver de taekwondo.-
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imagen extraída de aquí.-