lunes, 29 de agosto de 2011

pocillos


Este texto es amigo de este tema. NNN idem.-
Otra vez encerrado en la jaula del zoológico clandestino que -a pérdida y rumbo a una quiebra fraudulenta- sostenés en el fondo de tu displicencia offshore. Encerrado y del lado de adentro: vos afuera, de viaje, madrugando puchos en el café de algún aeropuerto sin nombre. Con tus piernitas cruzadas -la minifalda celeste corrida hacia arriba, asoma tu ropa interior a juego con los zapatos negros, y tu pañuelo ajustado al cuello: horca de seda para cubrir un zarpazo que no es mío-, hacés turismo en el filo de los pocillos del café: son dos. Tenés a un tipo en frente: desde mi jaula puedo sentirlo. Sé que lo mirás sin atractivo alguno, lo mismo que observarías los adelantos del fútbol del domingo, con el cinismo con que mirabas el mondongo de mamá. Tus ojos verdes le cuentan lo aburrido que resulta un monótono comisario de abordo de metro ochenta y peinado a la gomina, y si yo fuera así -comisario de abordo, metro ochenta, peinado a la gomina- también toleraría tu cara de azafata violenta. Después de todo, si tolero estar en la jaula de tu indiferencia -Siberia de los amantes-, podría volver a bancar tu expresión de cartón corrugado (es más, me encantaría). Mientras, acá en el zoo, espero que me muerda el rinoceronte: la enfermera está buena y sería bueno invitarla a comer doble ración.-
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(imagen extraída de aquí)

lunes, 22 de agosto de 2011

íes

Solo me amás cuando estás en pedo, querida. No te recuerdo sobria y desnuda ni en una oportunidad. Por eso quiero que nos encontremos en un café un miércoles a las tres de la tarde para ver si caes borracha: en ese caso tendrías un problema de adicciones y no un conflicto con mi imagen, lo cual me dejaría bastante más tranquilo. Te prefiero con tu petaca llena y mi corazón contento, pero aclaremos los tantos de este vínculo que sólo funciona con altos niveles de alcohol en sangre. Sentiría un gran alivio si supiera que no podés dejar de tomar -me ahorraría el analista dos veces por semana y el complejo de pensar que podrías dejarme cuando se te acabe la bebida-, porque así, vos pegada a tu jarra loca y yo en plan de patovica buena onda para que no te caigas al subir las escaleras, somos un dúo digno de karaoke presidiario. En cambio, si resolvemos la cuestión y ponemos los puntos sobre las íes -siempre quise decir esa frase-, confío en que llegaremos a un acuerdo en su justa graduación. Porque así, vos vino tinto y yo un cacho mal cortado de sandía, somos el remanente de un amor a punto de quebrar.-
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(imagen extraída de aquí)

martes, 16 de agosto de 2011

barrabasada



Este texto suena mejor si comenzás a leerlo habiendo entrado algunos segundos en esta joya de Nina Simone.-
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Dijiste cosas que no necesitaba saber de mí, cosas que por solo haberlas dicho, te hacen peor persona a vos que a mí -que sos una mala persona; para qué andar con eufemismos, alguien que actúa con tu frialdad, no puede tener una sana intención-, que algún día me quisiste -pienso yo- y ahora me agredís porque parece que sufrís de amnesia emocional, y apostás a que algún día me van a venir a pintar la cara y no vas a ser vos, porque justo vos sos una mujer cobarde hasta para dar lecciones de lo que ni entendés, y te crees con derecho a darme alguna pauta, justo vos, con tu rodete siempre rubio y un Vietnam en la cabeza, vos y tu indecisión vienen a dar cátedra de tranquilidad con el espíritu, ahora sos discípula de algún nuevo gurú con best seller de autoayuda, con manual de Osho, apuntes de Coelho, vos te crees que podés venir a decirme cómo carajo tengo que actuar, con quién no debería discutir, ¿de verdad lo decís vos? que sos una de las mujeres más débiles que conozco, hablás de mí como si supieras, como si tu seducción de amiguitos de preescolar te diera credenciales para decir cualquier barrabasada de cualquiera, como si el hecho de que estuvieras buena te otorgara la facultad de despreciar al más discreto, vos no sabés nada de mí y yo solo tengo la certeza de que cuando estás sola en tu casa, mientras lavás el plato de la cena y los cubiertos, y te transpiran las manos por el agua caliente que baña los guantes de goma que usás para no estropear tu manicure, con la A.M. de fondo te ponés a llorar, y esa imagen no es más que Boca de frente a un River en la B.-
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(imagen extraída de aquí)

jueves, 11 de agosto de 2011

xilocaína

Entre las anfetaminas y las feromonas,
la xilocaína y las neuronas,
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El sobrepeso y la masturbación,
la tristeza y la compasión,
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La playa y las gaviotas,
los intelectuales y los idiotas,
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La fricción y el diletantismo,
La computadora y el sedentarismo,
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El whiscola y la abogacía,
tu prima hermana y la policía,
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Tus obligaciones y mis derechos,
la arena fina en los berberechos,

La lana cruda y el agua tibia,
los peces mudos, la guerra en Libia,
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Los prófugos de Villa Celina,
los futbolistas en la Fiorentina,
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El mal humor,
el mal,
el humor;
entre todo,
te dejaste el cepillo de dientes.-
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(imagen extraída de aquí)

lunes, 8 de agosto de 2011

albahaca

Vas a estar sola sin mí. Helada y sola. Ya no voy a cuidarte ni a procurar que llegues bien a tu casa: en caso de que se te insinúe un obesísimo taxista fumador de albahaca y con olor a chivo, no será un asunto mío. Si se terminó la beca poligámica que fueron nuestras charlas de amantes que se quieren de palabra, sabrás entonces que te haré doler el tiempo que ya no pasemos juntos. Espero que sufras. Que quieras morirte, y que te hundas en la depresión de no conseguir ni matarte, por cobarde. Si no es conmigo, que no sea con nadie. Y que te lluevan mis demonios. Que se te tape el baño y se te llene el cepillo de dientes con los inmundos microbios de las publicidades de detergente con lavandina y que se te rompa la cerradura y te quedes presa en la soledad de tu sillón con pelos de perro y sin mí. Eso: que sientas el peso de ya no tener mi compañía. Que te aburras del sexo maratónico. Que se te caigan las tetas, te tiemblen las piernas y se vuelva a escapar tu libido siempre famélica. Yo no voy a salir a cazar tu deseo perdido para que luego lo recicles con un tipo que ni conozco. Procurá que no fallezcan las plantitas que te regalé y que fueron descarte en una punta de tu balcón. Aunque sé que esas putas plantas también van a secarse. Espero que veas lo que conseguiste y que notes la diferencia, y que sea esa diferencia la que te obligue a volver con tu afecto cansado y bulímico.-
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(imagen extraída de aquí)

miércoles, 3 de agosto de 2011

cualunques

Dormí durante cuatro meses con una acróbata de circo: fue una pasantía -sin posibilidad de renovación- por el cuerpo delicatessen de una señorita breve y amiga de las peñas populares, de las tarimas iluminadas, de los ritmos rioplatenses y de las bebidas cualunques. Fueron cuatro meses de vértigo y noches bajo el cuerpo de una mujer flexible -de goma, maleable-, de elongación exacta y depilación definitiva. Ella salía del circo en donde oficiaba de rubia estrella, y yo salía de gira sin derecho a réplica, en calidad de partenaire del metro cincuenta que a la luz de los reflectores, disimulaba bastante bien el instinto sexual desenfrenado y su analgésica simpatía. Jamás intenté tomar el dominio de la situación en la intimidad: poco podía hacer frente a la coreografía de sus piernas electrizantes. Y además, para qué, si yo siempre fui el tipito de las palabras, el copiloto, el que no hacía deporte en el secundario. Qué sentido tenía improvisar las riendas para una cadera desquiciada, genuina, honesta. Jamás tuvo sentido esbozar esa pirueta de macho alfa -una caricatura de alguien que nunca fui ni me interesó ser-, y menos mientras la tuve a ella: tan simple, generosa y sin red.-
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(imagen extraída de aquí)

lunes, 1 de agosto de 2011

Pinamar

Pinamar en invierno es una ciudad opaca, que pierde el glamour mediopelo -de camioneta cuatro por cuatro polarizada, manejada por adolescentes que escuchan cumbia vintage y toman birra del pico mientras le gritan hueveadas a las pibitas que caminan por Libertador- ganado cada verano. Ese color -colorcito- es una roncha que dura dos meses, y después queda esto: el frío cadáver de una región vestida de centro turístico para el público ABC1 de cabotaje, que no pudo -no quiso, no compró- ser Miami o Punta del Este y llegó a Pinamar, descanso y nostalgia de los dorados noventa.
Los tarjeteros con sus looks supersónicos y el hostigamiento invitacional perfumado de Axe, son cambiados desde el comienzo de julio por el folclore de un puñado de parejas que pasean con sus camperas hasta la nariz. Lo que en enero es un conglomerado de alumnos de secundario privado, cuando baja la temporada es un destino que se achica, con sus negocios cerrados y las persianas bajas. Todo cambia en invierno, hasta la playa.
El viento nos ahorra las bronceadísimas tetas de las MILFs sacadas de un especial de Olmedo, y en su lugar, puebla la costa con jóvenes matrimonios con un hijo que come arena. Debe ser lindo Pinamar en invierno para escaparse de Capital. Tiene ese barniz de reducto tramposo, obligado punto cardinal para visitar con un gato, comer en los coquetos restaurants frente al mar, derrapar fortunas en el casino -apostar un pleno en la ruleta al número que la señorita de minifaldas escoja, perderlo todo-, tomar Bailey's desnudo en la habitación de un hotel con vista al bosque. Debe ser lindo Pinamar en invierno para impresionar a una mujer a la cual no hace falta impresionar.-
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(imagen de NadieNuncaNada.-)