jueves, 29 de abril de 2010

figuritas

Vengo de pérdida y de velo negro. Vengo y acompaño lo que viene: otra vez el tabaco rancio de los días, las cápsulas del Prozac genérico y el invierno con un polvillo que cada vez me da más alergia. Viene la abuela, pero se va sin saludar. Y vienen los perfumes berretas con la gente berreta, las monedas de cinco centavos y el gusto a papel film en las comidas del delivery. Viene el colectivo, pero pasa de largo. Todo pasa de largo, y pensar que todo lo malo algún día pasa es una simplificación de jardín de infantes. Entonces me privo. Viene la esencia de estas mismas chucherías, el instinto nadie nunca nada, suerte de asco a lo positivo. Pero no me complace. No lo disfruto. Porque también llega la fiebre, las palomas en la ventana y los pibes del barrio que le tiran piedras al Sarmiento. Vienen vagones que vomitan gente, los vómitos de sangre cuando ya no queda ni la bilis de la propia decencia, mis manos entrecruzadas en la nuca, los delirios a las seis y media de la mañana y una nostalgia recurrente que me torna una mejor persona, sincero pero miserable. Será el pánico. Debe ser. O el llamado de alarma, un teléfono, campanas, la pava que hierve o el grito del tren que viene de frente y que ya barre hasta las pocas figuritas repetidas que me quedan en los bolsillos.-
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(imagen extraída de aquí)

miércoles, 28 de abril de 2010

AFIP

No me dijiste ni feliz cumpleaños, ni en mi propio cumpleaños me dijiste feliz cumpleaños, y así, casi por default, cual AFIP con los contribuyentes no recategorizados, te ubicaste solita solita en esa incómoda lista de ex-amantes extenuadas y extemporáneas, que sin el menor reparo se atreven a desafiar hasta lo más digno de la cama y los buenos momentos y se olvidan de un mero empleado administrativo del afecto promiscuo, porque no vas a negar que tuvimos choques magistrales en albergues transitorios del Conurbano profundo: si lo nuestro no fue una trampa de lo más glorioso, que la gloria se haga presente y me baile un zapateo americano en el marote, que durante tanto tiempo -casamientos, reuniones de amigos e incluso cumpleaños ajenos- fuiste vos la socia mayoritaria de la bailanta más tumba que se haya montado en alguno de los bulos de mi cabeza. Y me encantó. Fuiste también oradora honoris causa del contrafrente de mis ilusiones, y creo que por todo eso deberías al menos tener la delicadeza de marcar -incluso contra tu voluntad- el número de mi teléfono que no tengo dudas que todavía conservás, porque no sos de tirar nada, y si por esas cosas dejaste prófugas las visitas tan nuestras en que fumábamos y nos mentíamos con proyectos a largo plazo, te diría que recuperes la dignidad perdida y aunque más no sea, te la juegues con un mensaje de texto -es tarde, sí, pero nunca es tarde(?)-, si es que aún te interesa que el año que viene, yo -desembarcando a las puertas de las doce de la noche, frente a la torta que siempre prepara mamá y antes de soplar la velita- vuelva a relojear el celular en busca de tu nombre y del recuerdo de una mujer a la que no le queda grande pasar por el toilette de Damas.-
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(foto extraída de aquí)

lunes, 26 de abril de 2010

ad eternum

No me preocupa ubicar un cuerpo que acompañe sin estorbar durante las películas del sábado por la noche. Tengo claro que, como llegaste vos en su momento, vendrán más y mejores candidatas a ejercer derechos que hoy sólo se arrogan un puñado de amigos borrachos de vodka con Cepita de durazno. Sí me perturba saber cómo -cuándo, dónde- voy a recuperar la credibilidad que arrastré hasta llegar aquí. No podría culpar a la próxima mujer por no creer en ninguna de mis promesas. Dirá que lo dije tantas veces, que insinué tantas relaciones a plazo fijo, que ningunee tantos vestidos de tantas novias improvisadas, que una más, por una vez más que diga que sí, que acepte casi para no mirar a los ojos, ella no se ofenderá por mi educación de complaciente, pero sabrá que hay grandes chances de que ella en un breve lapso pase a formar parte del scout de amantes resentidas evadidas. Ella entenderá, sin sentir que mi falta de confianza en mí es un obstáculo para pasarla bien. Y no me preocupa que ella me crea, sí me inquieta esperar así ad eternum, vivir con la expectativa de volver a querer como al principio, sin saber que uno tiene a mano el premio consuelo de que si no es ella, será la próxima: me molesta no asociar el fracaso con la frustración.-
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(imagen extraída de aquí)

viernes, 23 de abril de 2010

jueves, 22 de abril de 2010

erógeno

Volviste con él: me juraste que no lo harías, divulgaste hasta lo más intimo de sus miserias en la cama y por el contrario, te acercaste a mis bondades, amenazaste con aparecer en la fiesta de 15 de mi hermanita y me obligaste a poner al tanto a mi mamá de que a vos no te gusta el pescado -como advertencia por si se te ocurría caerte de sorpresa-, y pese a todo, a tus promesas de adicto en rehabilitación y a que nutriste tu discurso diario a base de despotricadas contra su intolerable nivel de infidelidad e hiperhidrosis, no conforme con que roncara, con que te hayas rebajado a vociferar en cada esquina tu vida horrible con un tipo más horrible incluso que tu propia vida, insatisfecha con tu condición de mujer sola post 30 sin hijos, volviste con él. Sólo me queda pensar que la remake de tu fracaso es una muy alevosa tocada de orto hacia mí, pero no me refiero a esas tocadas de orto que sabés que me gustan -acercamiento erógeno, nalgadas en pleno pre play, antesala de un sexo exquisito y a la puerta del sadomasoquismo-, hablo de un pellizco, más parecido a una patada en el orto que a una caricia, un gesto imprudente y de la más baja estofa, actitud que te vuelve inverosímil, una mujer de manual, ridícula, un bufón de canal de cable, a vos te vuelve todo eso y a mi me torna un resentido y a mucha honra.-
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(imagen extraída de aquí)

martes, 20 de abril de 2010

rodillas

La gente no le teme al dinero. Es papel. Huele bien. Está socialmente aceptado. Gusta, cae simpático y nadie se opone porque sí a recibir dinero, menos si encuentra un justificativo para aceptarlo. Tomar dinero de la calle no incomoda. Todos somos jóvenes para ponernos de rodillas y abrazar la fortuna. El dinero sucio no deja de ser dinero, y no suele importarnos qué tan sucio está, siempre y cuando se encuentre por ahí, dando vueltas, cerca o accesible. Pero el dinero sucio no es dinero con sangre. La sangre sí molesta, le da otro tinte al color del dinero, que ya deja de ser dinero para volverse un pase libre hacia algo, que como el dinero, estará chorreante de sangre y quién sabe de qué otras cosas. El dinero con sangre ya no seduce tanto. Dinero con sangre mejor ni tocarlo. Aunque algunos lo intenten y contengan respiración, flema y espanto, llega un momento en que la sangre resbala por las manos y eso lo hace cada vez menos atractivo. Haga la prueba en su casa. Vacíe sus bolsillos, tire un churrasco fresco sobre los billetes amontonados, ahora pruebe tomar el dinero como si nada. No puede, ¿vió? El dinero tira, pero la sangre también.-
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(imagen extraída de aquí)

lunes, 19 de abril de 2010

disparos de lucidez: #46

Que se sepa: mi cumpleaños termina de terminar cuando en casa dejamos de comer hasta la última empanadita de copetín que mamá preparó para el evento familiar, y eso acontecerá de aquí a dos semanas, apróx.-

sábado, 17 de abril de 2010

disparos de lucidez: #45

Che, avisenle a Rizzuti -el hombre con más buena suerte y más mala suerte del mundo- que antes de fijarse si puede ir al mundial, pague todo lo que gastó su mujer con la tarjeta del Banco Galicia.-

viernes, 16 de abril de 2010

disparos de lucidez: #44

Hay una cosa peor a que te regalen algo que no te gusta.
Que te regalen algo que no necesitás.
Te sentís obligado a darle uso, a sentir que lo necesitás, que es un problema tuyo, sí, seguro, si todos lo usan, debo ser yo.
Con el amor sucede algo muy parecido.-

miércoles, 14 de abril de 2010

collas

Sábado a la noche y no sé por qué, detengo el virulento zapping en un canal de cable que transmite la repetición del festival de Cosquín. Sobre un escenario, un conjunto de collas bailan su felicidad televisiva: son un grupo de coloridos hombrecitos demasiado abrigados, que se festejan entre ellos, saltan, sonríen, tocan sicu y charango. Mientras un inexplicable campo magnético impide que cambie de canal, la danza ridícula hace un foco infeccioso en mis tripas desacomodadas, mientras intento dilucidar con quién carajo debés estar cogiendo en el instante en que fantaseo con estrechar un fusil con las rodillas, saborear la punta del cañón y gatillarme la peluca en lo más alto de las sierras cordobesas. Entre un brote de cólera que no admite proporción y una canción que ahora reconozco -Carnavalito: lugar común que fastidia hasta a la pachamama-, aprieto un botón del control remoto para cambiar de canal y no pasa nada. Vuelvo a intentarlo. Nada. Golpeo el control, saco las pilas y pongo las del reloj despertador, pero sigo sin poder cambiar, la transmisión sube muy de a poco el volumen, entonces arruino mi comodidad, me estiro y retuerzo para llegar al televisor y poder cambiar de canal con los pies, pero no se cambia, la tele está poseída, la reputísima televisión está clavada en un canal que nunca quise ver, y ni apagarla puedo, la desconecto y sigue prendida, y siguen también los collas que improvisan una fiesta norteña sin fiesta, y vos que seguís enfiestada con ese pelotudo, y yo acá, sodomizado por las entrañas autóctonas de la cultura popular.-
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(imagen extraída de aquí)

martes, 13 de abril de 2010

incisivo

Cobrar por hacer lo que a uno le gusta, lo que de todas formas haría gratis aunque no haya incentivo económico, hacerlo por pura devoción a los colores de la camiseta de un club sin rachas ni trofeos pero con ídolos, hacerlo sin la remota idea de que a alguien le importa y que incluso ese alguien está dispuesto a remunerarlo, a financiar un delirio, a bancar una serie de imprudencias, de accidentes, porque escribir es tropezar sobre palabras, envalentonarse, y que a uno le paguen por eso, suena como un poco estúpido ¿no?, ¿a quién se le ocurre? Recibir dinero a cambio de hablar con gente, de hacer algo de todos los días, así como sin muchos motivos para hacerlo, uno crea una situación que a veces resulta, y otras veces no funciona y se imprime, y por eso cobra, por ser un insolente, un curioso, entrometido, insistente, beligerante, incisivo, seductor, por crear una ficción entre dos personas, romance de circunstancia, por conveniencia, durante una o dos horas en las que corre la cinta y la luz roja es una amenaza, para el otro, claro, nunca para uno, que además de ser verdugo de los dichos de un tercero, cobra por eso, por hacer lo inevitable que es escribir, y que escribir sea un trabajo y que ese trabajo sea tan divertido, vivir de algo divertido y llamarlo trabajo, eso sí que es una verdadera vergüenza.-
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(imagen de nnn.-)

domingo, 11 de abril de 2010

viernes, 9 de abril de 2010

jueves, 8 de abril de 2010

&

Y en la vorágine de noticias que se repiten, logré reconocer en una foto de su fiesta de quince, esa cara que no admite confusión. Vestido blanco largo, sonrisa maquillada, compañeros de colegio, primerísimo primer plano de esos ojos enmarcados en el televisor, ojos de nada, de muda, de cuasi virgen, de adolescente pueblerina estudiante de Abogacía en la UBA, expresión de aburrimiento seguido de aburrimiento en cada una de las clases de Familia & Sucesiones, era ella, la violada y después ahorcada por un equis, librada al azar del desconcierto sobre los techos de una guarida en González Catán. Era ella, la mansa, la sin vicios, la sin ambiciones más que recibirse de abogada para volver a la casa de sus padres, allí donde todavía conservan un Torino que comienza a descascararse por las lluvias de una Santa Fe jamás tan húmeda. Ahora, inmortalizada en el disparo del flash en el informativo, la gente recordará su nombre durante un puñado de horas. En la tele ya comentan otro hecho de violencia, un proyecto de ley para mejorar la calidad alimenticia de los perros huérfanos y un nuevo conglomerado de propiedades que se hallaron en las plantas de aloe vera transgénico. Nada de ella, de una víctima que ya no es noticia y que pasará a formar parte de un cómputo que a fin de año, engordado y genérico, volverá a ser alarma pasajera en las páginas de un periódico que gusta de las estadísticas y los gráficos de torta. Del resto, de esos ojos y el nombre -lo recuerdo hace días, lo escribo en cuadernos y en asientos del subte y en paredes y lo pronuncio en vos alta para sentir que no soy tan culpable, tan víctima- no habrá ni una palabra, no de la que nunca dijo nada en clase, la que yo siempre miraba mientras se subía al 61 para volver a su monoambiente alquilado con dos amigas y una hermana sin nombre. Al cabo de un par de semanas, nadie ni en la Ciudad ni en Catán ni en Santa Fe se acordará del hecho, que será un rejunte de aire incómodo en la intimidad de los viajes de vacaciones en un Torino que se descascara.-
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(imagen extraída de aquí)

miércoles, 7 de abril de 2010

charlotte

Cabe la remota posibilidad de que hayamos barrido -tal vez sonámbulos, tal vez de porro- el fondo de esta impúdica piscina que es nuestra felicidad on sale por cierre definitivo. Y qué pasa si no hay nada más que esto. Si acaso las cosas no se ponen más interesantes, si lo que tenemos es lo exacto, lo que siempre habrá, la nuez moscada y el charlotte caliente por sobre el brownie con helado de la vida. Qué dirías si supieras que no habrá nada mejor, y que lo mejor -lo mejorcito, lo tan mínimo que es la gloria, y ahora lo vemos, qué chiquito es, mirá- no es suficiente. Puede que la felicidad no supere esta satisfacción de canario en celo. Cuesta imaginar qué te parece a vos, aunque me doy cuenta de que no te parezco tan genial como al principio, y es coherente: uno de los dos se alejó del perfecto maniquí que desde el principio fue nuestra alegría. Queda entonces un resabio del éxtasis supremo. Y qué decepción. Esperaba tanto de tantísimas cosas, y uno se viene a enterar de que no hay mucho más para ver en ese breve lapso entre el techo y el suelo. Al menos decime que hice lo que pude y que con otro hubiera sido peor. Yo te confieso que si no hay otras terrazas en donde colgarse a respirar, si esto es todo, hiciste de mi estadía un rincón de lo más ingenioso.-
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(imágenes pegadas, extraídas de aquí)

lunes, 5 de abril de 2010

Harvard

O vos o la casa llena de gatos: ella dijo eso, con elocuencia y ternura pero sin el menor sentido de la oportunidad, y opté por privarme de su celo y simpatía a mansalva, al menos en los diez o veinte años que me quedaban por delante, en los que me dediqué con esmero y paciencia a formar un buen semillero de actrices jóvenes pero mediocres, modelos en pleno complejo de inferioridad y periodistas ninfómanas desinformadas informales. Tal como jamás lo hubiese imaginado, el tiempo nunca me reprochó que yo la hubiera cambiado por una cantera estable de mujeres con fines recreativos. Hasta que recordé su frase. O vos o la casa llena de gatos. Brillante. Y ella que seguro creyó que con eso me retendría. El tema es que un hombre no pretende acostarse con la joya de Harvard, para dar con el preciso concubinato se necesita poco más que un coeficiente intelectual superior a 140. Se requieren cosas que figuran en una lista de supermercado que a menudo pasan cerca mío pero que siempre pasan. No te llamaría sólo para festejar una frase ingeniosa que dijiste hace años, pero tampoco haría el intento por saber si en tu balcón hay lugar para mis colillas de cigarrillo mal apagados. Tal vez me arrepienta algún día. Por el momento, vos en tu casa llena de gatos siameses y yo en la mía con mis gatos de carmín prestado.-
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(imagen extraída de aquí)

jueves, 1 de abril de 2010