
No me preocupa ubicar un cuerpo que acompañe sin estorbar durante las películas del sábado por la noche. Tengo claro que, como llegaste vos en su momento, vendrán más y mejores candidatas a ejercer derechos que hoy sólo se arrogan un puñado de amigos borrachos de vodka con Cepita de durazno. Sí me perturba saber cómo -cuándo, dónde- voy a recuperar la credibilidad que arrastré hasta llegar aquí. No podría culpar a la próxima mujer por no creer en ninguna de mis promesas. Dirá que lo dije tantas veces, que insinué tantas relaciones a plazo fijo, que ningunee tantos vestidos de tantas novias improvisadas, que una más, por una vez más que diga que sí, que acepte casi para no mirar a los ojos, ella no se ofenderá por mi educación de complaciente, pero sabrá que hay grandes chances de que ella en un breve lapso pase a formar parte del scout de amantes resentidas evadidas. Ella entenderá, sin sentir que mi falta de confianza en mí es un obstáculo para pasarla bien. Y no me preocupa que ella me crea, sí me inquieta esperar así ad eternum, vivir con la expectativa de volver a querer como al principio, sin saber que uno tiene a mano el premio consuelo de que si no es ella, será la próxima: me molesta no asociar el fracaso con la frustración.-
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(imagen extraída de aquí)
1 comentario:
me pasa un poco lo mismo.
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