Con quién dormirás hoy. No me lo digas, es una pregunta retórica, dejalo así. Adivino tu mueca gastada sobre la cama con el acolchado a rombos, la tele en silencio y clavada en el canal Volver. Vos a medio desnudar y tu gesto más ganador, ambos tirados encima de los ositos despeinados, estúpidos souvenirs de tus amantes de peluche. Decíme cómo se llama. No, pará, era un chiste, no lo hagas. Seguro vas a pedirle que baje la voz, que en la habitación de al lado duermen tus viejos. Acordate de avisarle que la cama golpea contra la pared que da al cuarto de tu hermanito. Él me extraña. Y vos también. Basta de juegos, quién es el tipo, ¿Lo conozco? Ya sé, no soy el centro del universo, pero en una de esas lo tengo de vista. Entiendo, mala idea, ni lo menciones. No le digas que estuvimos juntos, mirá si me conoce y vos no lo sabés. Qué feo sería. O no. Muero por saber a quién te vas a coger hoy. Quiero saberlo. Mandame una foto, hablame de él, no sé, contame qué hace, cómo te toca, si lo hace mejor que yo, dale, hablá, no te quedes muda, quiero saber que soy mejor, si no es así mentime, si de verdad es mejor que yo, decí que no tenés a nadie y no vuelvas a atenderme.-
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1 comentario:
Y aquí el arte... o acaso la retórica no lo es?
Saludos!
Y pase a leer señor!
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