lunes, 19 de septiembre de 2011

barrabrava

Soy un gol del barrabrava: anulado por completo. Así de tonto me dejaste, atento al silencio en la cocina, pendiente del ronroneo de la heladera, rodeado del ronquido del perro y del ladrido de la vecina. Entenderás entonces que no puedo más que recordar tu versión final, que siempre será un Lamborghini Gallardo al que el seguro le dio destrucción total: una obra maestra venida a menos, que supo ser lujo desmedido en la cochera del barrio y hoy es nostálgico descarte que se menciona como a un muerto, en pasado y con rabia de sangre. Nos quedaron cosas por hacer. Vos -claro- nunca dirás lo mismo, pero por suerte no te tengo para refutarme. Eso sí es bueno: peregrinar por las soft porno del cable, tomar café sin controlarme la presión arterial y opacar sin pruritos el brillo de tus días de gloria, todo por el mismo precio y sin que vos tengas la oportunidad de corregir cuando hablo de vos al momento en que se me ocurre devaluarte y describirte con solemnidad de noticiero en trasnoche. Puedo pensarte de la forma en que se me ocurra. Subir tus fotos en bolas, etiquetarlas en Facebook, ser reportado por las estúpidas políticas de una privacidad que jamás tuvimos, volver a crear un álbum fantasma con un usuario fantasma, reiniciar la cadena del despecho en otras redes sociales. Todo eso y sin tu consentimiento, con mi resentimiento y sin remordimiento. Faltaría que te enteraras. Que me oyeras mencionarte al pasar. Que te hagas cargo de este sepelio y que mandes una corona de flores. Procurá que sean lindas: al fin y al cabo, tengo la certeza de que volveremos a vernos, aunque más no sea, en un nicho cualunque de Chacarita.-
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(imagen extraída de aquí)

1 comentario:

The Freaky One dijo...

Es como que sos una de las pocas personas que escribe con tanto vocabulario exuberante y logra sorprenderme, no porque no entienda, sino, fascinarme.

Saludos Juan Bautista, saludos.