Te busco en Google para
enterarme si algo cambió. Tecleo tu apellido sin tilde, tu nombre y tu seudónimo
con violencia. Veo tus fotos desperdigadas en las páginas de pornografía
amateur, amigos en común y advertencias cibernéticas de organismos recaudadores
de impuestos. Cuando se enteren de que adeudás varios meses del monotributo,
vas a tener que vender tu bicicleta inglesa para ensanchar las arcas del Estado.
Te busco a vos y me busco a mí:
no sea cosa que la tecnología vuelva a enlazarnos y nosotros acá, sin darnos
cuenta, viviendo alejados, en una realidad prestada. No quiero saber si estás
bien, si te mudaste o compraste un BlackBerry. Si arreglaste la silla de tu
escritorio y limpiaste la sangre del mosquito que maté mientras dormíamos la
siesta en diciembre de 2009. No quiero saber si algo cambió porque tampoco
tengo claro qué es peor: si enterarse de que nada cambió o de que todo sigue
igual a como yo lo dejé.-
.
.
Imagen extraída de acá.-
2 comentarios:
En el lado positivo, si nada cambió entonces es probable que todo siga como lo dejaste. O no.
Gracias por volver a postear
Publicar un comentario