lunes, 26 de agosto de 2013

antinaturalmente

Laura querida: me encanta escribir tu nombre porque no rima con ninguna palabra excepto con "aura", y bien sabemos que yo no creo en el aura aunque a esta altura tampoco creo en vos pero aún así me divierte escribir tu nombre en los bancos de las plazas y en las paredes de los hospitales públicos. Laura. Vista de perfil, la "L" es una silla sin patas; fuiste una amante con poca imaginación. Al margen de todo, "Laura" es una linda palabra. Contame ahora, Laura, cómo es andar por las calles de Saavedra con incertidumbre y bajo el riesgo permanente de cruzarnos en alguna dietética o estación de servicio. ¿Cómo es vivir con pánico? ¿Te dan vértigo los fines de semana? ¿Quién decidió que debías llamarte Laura? Qué absurdo eso de que la naturaleza te junte con una persona especial y que uno, antinaturalmente, ponga todo su empeño en separarse del sujeto elegido por el instinto. ¿Creés que eso a veces sucede? ¿No es algo infantil? Que dos personas se sientan especiales, una junto a la otra, únicas y épicas. No sé si lo habrás notado, Laura, pero mis dos apellidos hubiesen ido de perlas siguiendo a tus dos apellidos, los cuatro -y tu nombre encabezando el enunciado- estampados en el cuaderno de comunicaciones de nuestros hijos, ¿lo pensaste? Qué ridículo todo, Laura. Me hiciste tanto daño que tu nombre -tu vida- debería ir siempre en minúscula.-
.
.
imagen extraída de aquí.-

1 comentario:

Unknown dijo...

Tenes record en gustarme tus relatos desde siempre