jueves, 20 de febrero de 2014

SUBE

Voy a taparte con cualquier cosa que sea suave: una manta de hilo egipcio, una almohada de fuego u otra mujer semidesnuda con afición a la crema humectante. Recuerdo esos abrazos de aloe vera traicionero, pegajosas demostraciones de cariño perfumado y cruel. Tus mínimos abrazos lograban taparme -no sé cómo: fueron un improbable desafío a la física de diciembre- y por eso creo que hoy merecés que sea yo el que te cubra. Parece justo, y bien sabemos que soy respetuoso de las obligaciones sociales. Solo nos convoca el check out final: tenencia compartida de alguna mascota con demencia senil, repartición de vajilla comprada a medias en algún viaje a Claromecó, cumpleaños de amigos homosexuales en común. El resto ya fue tapado con otras cosas inservibles. En las mudanzas se envuelven los muebles y hasta los libros. A los caídos en cumplimiento del deber se los guarda bajo una bolsa de nylon negro. Elijo taparte por última vez porque sé que el invierno ya cargó la SUBE.-
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imagen extraída de aquí.-

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