lunes, 12 de enero de 2009

babosas

Last train to London y cinco babosas en una bandejita de plata sobre el tablero de la RAM 2500, que ruge por La Barra a ciento sesenta kilómetros por hora. Nos vamos a matar, desliza el conductor y le da otro sorbo a la botella de Smirnoff. Nos vamos a matar y es casi una certeza, algo más que intuición, mientras en el asiento trasero, una mina que hacía dedo hasta hace algunos minutos ahora improvisa para los dos acompañantes felaciones atolondradas a cambio de una de las cinco líneas de merca. El mar golpea contra las rocas: es de noche y en algún lugar del mundo ya es de día, y en alguna almohada en Capital Federal, tiene que haber -tiene: casi un deber, alguien tiene que hacerlo- una mujer que piensa en mí. Ya ni me hago la idea de que sos vos. La RAM salta cuando toma velocidad: chispas.-

3 comentarios:

El amigo de Pau dijo...

Y cómo cuesta no pensar en ella, ¿no?

Anónimo dijo...

vos y tus amantes... ¿serán reales o serán soñadas?

Siesta escandalosa dijo...

Tendrá que haber, nomás.