lunes, 25 de enero de 2010

bluff

Macho es cualquiera: la naturaleza te vuelve macho, el azar de millones de espermatozoides de cualquier especie animal, maratonistas ciegos que van detrás de un único free-pass que es el cabecear hasta ser uno con el óvulo, la entrada al VIP de la fecundación y más tarde, la vida misma. Por eso digo, macho es cualquiera. Ahora, ser hombre ya es un toque más complicado. Hombre es aquel que habiéndose quedado solo -vos y tu celular y tus DVD's de Kusturica y la cuchara que araña el helado de piedra sabor sambayón italiano: todo eso es la soledad-, se atreve a llamar a sus ex y filitos. Ahí sí que sos un hombre: me pongo de pie, me saco el sombrero, te compadezco. Revolver el cementerio en busca de, con la pregunta intimista del ¿algo queda? detrás de tu teléfono y de tus intenciones de saber cómo sigue ella, eso sí que es de hombre, un poco salvaje, pero un hombre al fin. Y qué difícil hacerse hombre en estos días. Mucha mujer a la caza de boludos con master en administración de empresas. Mucho bluff. Demasiado cura y poco pecador, para mi gusto. Por eso, vuelvo a decirte: macho es cualquiera. Faltan hombres equivocados que se equivoquen, reconozcan, prueben de nuevo y recorran las casas fúnebres de sus propios amores y errores.-
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(imagen extraída de aquí)

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