lunes, 22 de febrero de 2010

LSD

Respeto a este siglo por la remasterización de los Beatles, la sana difusión del poker recreativo y porque nos entrega la generosidad de las drogas lisérgicas luego del riguroso test de sus psicodélicos usuarios setentistas: poco más y para consumir LSD, a uno le dan un instructivo con prospecto, posología y el posible daño colateral. También aprecio a este siglo por las minifaldas nunca lo suficientemente cortas, el wi-fi y la invención de la adicción al sexo. Eso sí es genial. Ya no hay hombres infieles: hay enfermos en rehabilitación. No son putañeros empedernidos sino señores en tratamiento. Ahora son víctimas, presos de un terrible mal personificado en bestias que caminan sobre sus dos patas traseras haciendo equilibrio sobre tacos aguja. No existe más el tipo que se hace cargo de su condición de mujeriego, el patrón que se aguanta el bife -bien puesto- de la doña. Casi que sus mujeres les piden perdón por ser engañadas. El siglo XXI descubrió el método infalible para dormir con tu señora sin que te rompa las bolas por cogerte de a ratos a tu secretaria. Ser adicto al sexo es el milagro que lava las manos de los pecadores mal vistos por la sociedad inquisidora-neofascista-maquillada-careta-monogámica-prejuiciosa-nedflanders.-
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(imagen extraída de aquí)

2 comentarios:

Noesperesnada dijo...

Como todo este siglo también pasará...

Lola dijo...

Brindo por el wi-fi!
Y bien dicho lo de los hombres.