lunes, 2 de mayo de 2011

ringtone

Vos y yo no vamos a coger nunca, fueron tus palabras textuales, y recuerdo que dijiste coger -lo dijiste casi con j, en un arrastre consonante que hasta me dio a vocabulario de pibe ordinario, con ganas de coger pero de verdad, con violencia y premura zoológica- porque nunca en la vida te había oído salir de tu protocolo solemne, siempre tan ligado a la burocracia de la formalidad, a los modismos que quedan finos y a las expresiones medidas y con cadencia perfumada. Dijiste vos y yo no vamos a coger nunca, y a mí, que no tenía la inmediata vocación de cogerte -me hubiese conformado con besarte detrás de la oreja-, me pareció correcto, respetable y sin lugar a cuestionamiento. Soy un tipo que ante un pedido respetuoso, accede. Y entonces entendí el metamensaje, me alejé un poco -porque cuando te dicen algo así, y vos no te lo esperás, seamos sinceros: como que un toque te choca-, te seguí el rastro desde lejos, tranquilo, le di aire al payaso borderline que dimos en llamar nuestra amistad. Lo hice por miedo a que pensaras que soy un acosador y me denunciaras en la comisaría -no quiero acumular antecedentes; entenderás lo delicado de mi situación- y porque en verdad, nunca me obsesionaste. Apenas me agradabas, pero al nivel que puede simpatizarme un ringtone pegadizo, un lunar debajo del ojo. Bastó para que me dijeras vos y yo no vamos a coger nunca para que yo pensara en ese nunca como un molestísimo estigma, la convicción de ese nunca fue lo que me impulsó a pensar que tal vez, si fuésemos siempre vos por tu lado y yo por el mío, los días se tornarían un desafío estúpido.-
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(imagen extraída de aquí)

1 comentario:

m. dijo...

Como siempre, impecable. Lo mismo para su nota de Benito. Saludos colega.
io.-