martes, 6 de marzo de 2012

vinchuca

En mi ausencia vas a tirotear a cuanta pantomima de intelectual en ojotas se cruce por tu vereda, y no dudo que serán unos cuantos los salames que se atreverán a piropearte con lo más bajo de sus argumentos literarios y despreciadas reseñas académicas. Tranquila: tendré la delicadeza de hacerme el pelotudo cuando me hables, sonreír con esa cara que pongo cuando recibo un regalo espeluznante, una vinchuca en la ensalada de palmitos, la bendición de un perro nuevo al que le faltan las piernas traseras. Soy bastante talentoso para agradecer tus anchos falsos, aunque también me desquito a largo plazo. Igual, dejá que lleguen las pestilentes hordas de hombres con el celo rabioso. Intentá entonces ubicar sus encantos adolescentes en mis placares a los que siempre vas a llegar con ayuda de un banquito. A cambio, permitiré que te dejes seducir para que al fin creas que alguna vez asumiste el control de algo, que fui una pieza más en la maquinaria de tu ocio pornográfico, otro servidor de meriendas en bares con entrepiso a oscuras. Vos seguí tirando caños y rabonas para la tribuna; yo soy de los que te cantan calentitos los panchos, pero recién una vez que se terminó el partido.-
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(imagen extraída de aquí)

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