miércoles, 10 de julio de 2013

Saavedra

Muñeca kirchnerista, que desplegaste sobre mi cuerpo desnudo todo el fulgor nacional y popular de nuestras intimidades confundidas, que te acercaste siempre con dudas hasta entregarte al ronquido viril y bestial de quien suscribe, te burlaste de mis descuentos en albergues transitorios y me ensuciaste la camisa obrera con tus esmaltes de caza nocturna. No supe reaccionar ante tu peso pluma y el encanto militante que esgrimiste en las discretas parrillitas de la Saavedra más romántica: hice lo que pude -no habrá sido todo lo que esperabas- pero siempre fui honesto. Vos no podés decir que tuviste coraje y eso es algo que vas a reprocharte en algún momento. Muñeca kirchnerista, que te preparás para la revolución cultural alimentándote de la más nociva comida chatarra, me hiciste aumentar de peso a tasas chinas y conducir kilómetros y kilómetros hacia tus caprichos más sofisticados. Te quise con afecto cipayo y lealtad eterna. No me duele tanto que te haya ganado este pánico infantil: me hirió de muerte nuestro condicional simple trunco, el hecho de que me invitaras a un paso de comedia que nunca tuvo sentido.-
.
.
imagen extraída de aquí.-

No hay comentarios: