jueves, 4 de febrero de 2010

incógnito

A quien corresponda, a quien lea y esté interesado, incluso aún al desinteresado que sepa ponerse en el lugar del otro -en este caso, en mi lugar- para brindar algún tipo de información sobre el paradero de mi libido, por favor, hágamelo saber, tire una pista, convénzalo de que regrese a lo más incógnito de mi intimidad. Se ha quedado sobre los papeles de un escritorio con vista al parque, atorado en los almohadones de una amante sin perfume, entre las uñas mal arregladas de las putas del Centro, debajo de los asientos de plaza despintados de sexo y lejanía. Te pido que vuelvas, libido mío. Sé que pasamos momentos difíciles, que me aproveché de tu juventud y a cambio no te di ni el respiro de una relación estable, conozco todas y cada una de tus miserias, pero te necesito cerca, conmigo, para poder disfrutar del encuentro y de la confianza de tenerte. Otras libidos te reclaman. Ya no sé cómo postergar las citas. No hay deseo y por ende no hay nada genuino. No hay mujer que recupere aquel sentido y valor de lo más profundo. Juntos formamos un gran equipo. Perdoname por tantos lugares nuevos a cada rato, o por tan pocos, pero perdoname, como sea, tomate un taxi y tocá mi puerta, tomate un taxi desde donde quiera que estés que yo te lo pago, y hagamos de cuenta como que aquí no pasó algo.-
.
.
(imagen extraída de aquí)

3 comentarios:

Ciro Annicchiarico dijo...

Sabés qué, nnn? No te creo. Cuando yo tenía 21, tenía la libido tan atrapada que no sabía donde terminaba ella y dónde empezaba yo. Y producía efectos tipo pistón de BMW recién cambiado el aceite.
Así que no te creo. Inventáte otra. Debés tener ganas de hablar de minas.

Ciro Annicchiarico dijo...

Che, acabo de mirar con detenimiento la foto de hoy. No me gusta. Son tres palabras que empiezan con a.

Anónimo dijo...

livido? yo podría poner una cadena de supermercados temática..