miércoles, 4 de agosto de 2010

Ava

Quedarme con tu media sonrisa es parte del no asumir la otra (penosa) mitad de haberte compartido: será una estrategia perdedora -retener tus labios apretados a cada momento, el abrazo del rojo estridente que supiste contagiarme de noche en noche-, pero es un plan B que no contemplabas para que yo dejara de quererte, o de querer tu recuerdo, tu camisa celeste y blanca debajo de la mesa, tus medias de red y la ropa interior lila que asoma en evidente señal de tregua. Me guardo esos detalles. Del resto: nada. Vos quedate con mis cigarros de Portugal: no quiero ser cómplice del contrabando de tabaco, me basta con haber sido un eficiente sparring para tu entretenimiento part time garantizado a domicilio. Y tu media sonrisa. Qué linda media sonrisa que tenés. Que tuviste, bah. Para mí ahora sos sólo eso, una media sonrisa estrechísima, clavada en una foto que nadie tiene más allá de mí. Es una media sonrisa tirando a tres cuartos, como disimulando un beso de película -de Marilyn Monroe, Audrey Hepburn, Ava Gardner- de chausito, y yo que detesto a la gente que dice chausito. Me da expresión de tía. Vos te despedirías en francés, aunque no sabés francés. Inventarías cualquier palabra, todo para evadir un mensaje sincero, directo, para no improvisar tu media sonrisa que ahora me da media gana de sonreír.-
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(imagen extraída de aquí)

1 comentario:

Anónimo dijo...

A AVA nunca la compartiste
una simple esquizofrenia