Podrían no habernos presentado, o podríamos haber nacido en provincias, países, continentes, mundos diferentes. Más sencillo es pensar que podríamos haber seguido distintas carreras, o en otros lugares. Pero nada de eso sucedió: la lógica académico-loterística nos convocó en la misma Casa de Estudios, que de las pocas satisfacciones que me dio hasta el momento, fue conocerte, gracias a un amigo en común, y que en la encrucijada de una facultad gigantesca, palacio de libros usados, afiches, bancos de madera y autómatas, nuestros ojos se hayan encontrado. Se dieron tantas coincidencias en tiempo, espacio, lugar, gustos y preferencias, que si te hubieras enamorado de mí, todo hubiera sido perfecto, por ende, irreal y estúpido.-
viernes, 23 de mayo de 2008
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