
Volví a la casa de mi abuela, a sus tostadas de salvado a medio quemarse, al dulce de leche vencido, a la naftalina de los días sin gracia, al buscarse una ocupación a cada momento, al rosario sobre la cama, a la depresión optimista, a la fe de los andropáusicos y a la ilusión de los delincuentes.
Volví. Y conmigo, llegó el silencio.
Pero alguien canta.-
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1 comentario:
Todo vuelve, y uno no permanece igual. Saludos!
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