jueves, 16 de septiembre de 2010

andropáusicos

Volvió la libido a mis textos y las palabras a los sexos, el indeciso coqueteo con la idea del suicidio, el hambre crónico, el pánico a la mediocridad, la música de la prosa lírica, el romanticismo en los pies, la respiración a las tortugas de balcón, la tónica en la mirada de lo ajeno, la obsesión por ser recordado.
Volví a la casa de mi abuela, a sus tostadas de salvado a medio quemarse, al dulce de leche vencido, a la naftalina de los días sin gracia, al buscarse una ocupación a cada momento, al rosario sobre la cama, a la depresión optimista, a la fe de los andropáusicos y a la ilusión de los delincuentes.
Volví. Y conmigo, llegó el silencio.
Pero alguien canta.-
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(imagen extraída de aquí)

1 comentario:

Antonia Cossio dijo...

Todo vuelve, y uno no permanece igual. Saludos!