martes, 4 de septiembre de 2007

BAFIM u ojos de videotape

Domingo, y contra todo pronóstico, no es una tarde para morirse o sufrir la depresión pre lunes: será por los sorpresivos primeros rayos de sol que trae la primavera, o porque termina otra Feria Internacional de la Música, más conocida como BAFIM. Ya se adelantan los que, con sentida nostalgia, se despidieron de antemano del –posible- último encuentro con este festival, ya que dudan que esta clase de eventos –tanto por la índole como por la magnitud- se encuentre en los planes del nuevo jefe de Gobierno, Maurishio.
La mezcla de géneros trae como resultado una mezcla de caras, vestimentas, palabras locas y anteojos de sol. En la puerta del gran galpón de Dorrego y Zapiola, un viejo hippie persuade a rollingas para que le compren unos sahumerios que él convida mediante un inexplicable hornito. Son poderosos, dice con falso tono misterioso, pero las rollingas mucho no le creen, y siguen camino a la entrada, donde dos promotoras vestidas de rosa y amabilidad, les regalan muestras gratis de píldoras para el dolor menstrual. Los hombres miran: jamás importa qué repartan, la gente quiere, porque es gratis y qué te cuesta darme una cajita. Adentro del galpón, para buscar un programa hay que acercarse a uno de los stands, no sin antes haber agarrado uno que otro volante de publicidad rockera.
Pretensiones forzadas de intelectuales sin nada que decir, se pasean por los escenarios al aire libre, lucen sus pantalones acampanados, sus probables anteojos sin aumento, y esos raros peinados que ya no son nuevos, porque vestirse para la ocasión, ser visiblemente elocuente y a la vez original, de alguna u otra forma es un cliché. No falta el bad-boy-heavy metal que mira con cara de los quiero matar a todos, aunque él haya venido a ver a Lourdes(?), la ex Bandana, reciente dinosaurio revivido al que le hicieron un –comprendido por pocos- lugar en el BAFIM, cosa de que no dijeran que están abiertos a todos los géneros y oídos musicales. Afuera, en el Espacio Patio, toca una banda uruguaya, que no suena del todo bien, pero zafa. Sentada en un rincón, está la chica que toca el sicu en la línea A, mientras una de las bartenders de Ku Pinamar cruza delante de mi vista con el marido, barman del mismo boliche. Jamás pensé que ellas dos se conocerían, y de hecho, no se conocen, ni me reconocen a mí.
Algunos hippies hacen lobby entre los stands, toman mate, y aguardan a que comience en el estadio principal el recital de Mimi Maura. En una ubicación privilegiada, los Villanos firman autógrafos, mientras el grupo de seguridad dice chicos no empujen.
Una pareja punk entra en escena con sus hijitos. Lalo Mir, en la otra punta, baja de su auto con la familia. Semilla termina de tocar, por el altoparlante anuncian algo que nadie escucha, algunos pibes fuman un cigarrillo de dudoso perfume mientras se recuestan en el suelo que más tarde ocuparán los que desean oír una charla sobre Rock Nacional. Una nena dice mamá, estaría bueno…, y lo único que surge en ese momento de colores, de gorros jamaiquinos, de música, de corderoy, de sahumerios, de choripán, de rastas, de sillones, de pin pong, de puff, de papel y hasta de circo, es que lo único que en verdad estaría bueno es que no desaparezcan esta clase de eventos que unen al pibe de Belgrano R que fue a ver a DJ Zuker con el snob que viajó desde Quilmes para ver a Estelares e intentar sacarle el MSN a la piba que fue por Antonio Ríos, invitada por el cuñado de la prima que no le importa ni la música ni el bondi ni el calor ni la novia ni el país y ni fue a votar en las elecciones para jefe de Gobierno.

2 comentarios:

Mauro Accurso dijo...

lo escribiste vos no juano? muy bueno, me gusto. estas escribiendo muy bien. se nota la diferencia con la de caballito blanco.

http://nopublicable.wordpress.com

Nadie Nunca Nada.- dijo...

Gracias Maurito, siempre tan atento y persona más que honorable por estos pagos.
El tema es que Caballito Blanco era un estilo periodístico-literario, más tirando para periodístico, adaptado. La crónica esta del BAFIM es más bien literaria, muy libre.
Y aún falta que suba el video que grabé del BAFIM.