Una fiesta sorpresa es un simulacro de incendio pero sin incendio, en donde algunos corren en puntas de pie para buscar posiciones estratégicas y así lograr ser vistos en primer plano por el homenajeado, que no sabe nada y si sabe hará como que no sabe nada, y entonces lo que sigue es una sonrisa de cotillón, el abrazo con edulcorante, los ojos tontos, la sistemática reacción de abrir regalos que al fin y al cabo son todos iguales, y detrás de todo, la torta, que desde luego, nadie probará para no romper la dieta ni la promesa de comenzar esa misma dieta el lunes.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
con mis amigos hicimos un par de fiestas sorpresas.. pero no sé, me da la impresión siempre que el agasajado sospecha
pd: odio las dietas, el día que tenga que hacer una, me muero.. odas a la comida engordante, es la más rica
Tuve la posibilidad de organizar una sola fiesta sorpresa en toda mi vida y estoy orgullosa del resultado. Fue toda la gente esperada y la homenajeada ni se lo imaginaba (con verle la cara fue suficiente). La torta nos la bajamos toda al igual que las botellas de alcohol.
Fiesta Fiesta y pluma pluma
Publicar un comentario