¿Quién llama? pregunta ella esta noche. En el despertador, el violento rojo de las 3:17 de la madrugada rompe la oscuridad de una habitación en silencio. Y después, su voz. Quién llama, me agita casi con desesperación, a quién se le ocurre llamar a esta hora, y yo que adivino un blanco de muerte en su cara trastocada de sueño, sus manos que me empujan hacia el borde de la cama, manos frías y húmedas que ahora corren las sábanas mientras ella insiste con que no puede ser que llamen a las tres de la mañana, y rezonga para sus adentros, sé que se inclinó para sentarse sobre el centro del colchón, se hace un rodete con el pelo -aún dormida es torpe y se rasguña la oreja, herida leve pero que mañana recordará por el dolor al peinarse- y busca, tantea el aire de su mesa de luz en busca de un vaso plástico lleno de agua. Lo encuentra con un golpe que tumba el vaso y el agua sobre la alfombra. Un perro ladra. Y quién podrá ser, por algo importante, porque nadie llama porque sí a esta hora, en su cabeza elabora una imprecisa lista de posibles interesados. Mañana será el primer tema a discutir en el desayuno. Mientras tanto, respira hondo y pregunta quién llama, y como la noche de ayer, y la de ayer, nadie llama pero ni sentido tiene que se lo explique.-
.
.
1 comentario:
me gusto es post, me gusto leerlo. Me qued;e pensando en las veces que alguna vez sono mi telefono en ese horario. Y si, no era nadie.
Publicar un comentario