miércoles, 22 de diciembre de 2010

lero lero

Yo la elegí por los mismos motivos que el resto de la lista sacó número para llevarla a bailar. No hay -no hubo- ni la más mínima borra de originalidad en mis pretensiones de conquista y Navidades en su casa, con su familia empedada de sidra en botella plástica y el mantecol rancio -el mismo del año pasado- que siempre acerca su abuela para las fiestas. Somos -ellos y yo- parte de una estirpe de hombres clásicos y competitivos, torpes y afines a la aventura de esas piernas con munición de punta hueca, tan prohibida como sorpresiva y enigmática. Por eso los saludo, celebro la coincidencia y los invito a seguir buscando por otros pagos y alcantarillas. Aquí no habrá nada que descubrir, la manzana está rodeada y soy un negociador reacio al amiguismo, egoísta para el afecto y afecto a la violencia para quien estorba en la tarea. Sabrán disculpar: de chico nunca compartí mis juguetes y no habrá maestra jardinera que a esta altura me haga cambiar de parecer. Si les sirve de consuelo, el último censo en Argentina reveló que en Recoleta hay 100 mujeres por cada 73 hombres: muchas señoras monísimas estarán felices de verlos tocar puertas cual testigo de Jeová, en busca de una pareja respetable. Aquí la proporción ha sido exacta. Yo la vi primero, lero lero.-
.
.
(imagen extraída de aquí)

3 comentarios:

Hernán dijo...

Siempre utilicé la figura "mear una mina" para marcar territorio. Una mezcla entre Ricky Espinosa, el reino animal y el primer Borges. Usted, como siempre, dos pasos adelante del resto, estimado.

El Varón de Bairesburgh dijo...

Bien defendido!
El argumento de la maestra jardinera es irrebatible.
Felicidades!

Mariana dijo...

Sus grandes ojos lentos, me devuelven esa connivencia...diría el Maestro Cortázar