Quiero que hagamos el sexo de los oficiales de tránsito, con esa intimidad disfrazada de compromiso social, de causa pendiente saldada con creces, de silencio uniformado y arremetida emocional. Quiero -te pido, exijo, ruego- que construyamos esta relación sin perder el eje del decoro y la sobriedad a base de un sombrero marmolado, una pechera fluorescente y una cachiporra siempre bien guardada. Es menester que demos con el encuentro exacto de dos cuerpos distraídos por un comprometidísimo estado de alcoholemia, drogadicción desenfrenada y excitación animal. Pensemos en la diplomacia del coger temprano, en la seriedad de los empleados municipales, sus misterios, el goce en imponer multas y castigos, juegos y prendas y caminos de seducción para lograr una coima con carpusa, una retribución a modo de diezmo por el trabajo de mierda que les toca vivir los días de tormenta. Así busco tenerte: bajo la lluvia y como una oficial de tránsito, casi muda, con las palabras medidas, sumisa cuando la situación lo requiere, breve, discreta, rescatada pero con los ojitos del que siempre está por decir algo genial sin oportunidad ni ingenio como para lograrlo.-
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(imagen extraída de aquí)
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