Cuando tenía seis años mamá cerró la puerta del Renault 9 y me cortó tres dedos de la mano derecha. Cuando entré al colegio primario mis compañeros comenzaron a llamarme deforme. Menos vos. Así, los últimos veinte años. Mientras que a la gente a la que no le daba asco estar al lado de una persona con siete dedos sólo se acercaba para burlarse, vos estuviste conmigo, fuiste amiga y jamás entendí por qué, si yo siempre fui el hijo de puta, el horrible, deforme, aislado. De a ratos me sangraban los puntos: el doctor advirtió que eso ocurriría cuando me pusiera nervioso, y cada vez que se ensuciaban mis vendas blancas yo me escondía en los arbustos y vos cruzabas el patio para acompañarme al baño y al fin lavarme y curarme. Tenías los ojos celestes, el pelo largo, y yo ganas de besarte. En el viaje de egresados, en Bariloche, te cogiste a un compañero de curso. Me acuerdo que era uno de los tipos que más me molestaba. Para ese entonces, vos ya sabías que me gustabas, y eramos buenos amigos, pero nunca me habías hablado de él. No tenías por qué. Fue entonces cuando decidí cortarme el resto de los dedos de la mano derecha. Los padres responsables preguntaron qué había sucedido y dije que fue pura torpeza mía al cerrar la puerta de la habitación, pero entonces vos estabas atrás de todos, mirándome fijo y con los párpados muertos, en el silencio de la guardia de un hospital de Bariloche.-
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(imagen extraída de aquí)
5 comentarios:
por dios! me mato este relato de donde lo sacaste?
no no mejor no me digas prefiero dejarlo asi
salutes desde SCI TERROR
H
Leo el comentario anterior estupefacta.
Observación!
JB: los relatos no son tuyos?
Estoy como Descartes, dudando frente a la pc...
(Descartes en esta época, claro)
Uf!
La caída de la primavera?
M.
Gracias por la onda de siempre
miriam: Sí, son todos míos.
Saludos.-
dos palabras: im presionante
Ahora sí....
Soy tu fan!
Slds
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