Levanta los brazos, y luego de mover las manos en el aire de su habitación a media tarde, estira los dedos. Está maravillada con esos rayos de luz que entran por las hendijas de la persiana para pintarle de blanco las manos aún rosadas, mínimas, delicadas.
El bebé descubre el sol, y al fin, los dedos.-
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2 comentarios:
sera asi? que bueno seria tenre esos recuerdos de cuando vamos descubriendo las cosas,algunos recuerdos guardo pero la mayoria se nos va de la mente
salutes desde SCI TERROR
H
Bellísima imagen...
Los dedos de los bebés -gorditos, cortos- son suaves y cariñosos.
Y después los meten en el puré y son como pinceles!
Slds, M.
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