lunes, 13 de abril de 2009

troquelados

A los veintitantos años, con toda la elasticidad de las arterias dispuestas a ser tapadas por grasas y demás sustancias que reducen la esperanza de vida, en plena búsqueda de una estabilidad económica que trae aparejado un empleo regular y de tiempo completo pero que permita salir con mujeres y solventar la lujuria del sexo polideportivo, sin olvidar el disfrute en ese mismo trabajo y los espacios libres, necesarios para leer algún que otro apunte de la facultad y así poder adelantar materias y por qué no, olvidarse del inútil empeño por desenvolverse con plenitud en la vocación de cada uno, a las veinticortas primaveras del sueño adolescente, con expectativas de superación, delirios de independencia de papi y mami, con hambre de reconocimiento profesional, perfumes del free shop, mails de una novia holandesa sacada de un chat de estrellas porno amateur, con ganas de salir a rockear, con más trincheras para la conquista que someras nociones del papel del yo en la sociedad actual, planteando las vicisitudes del caso en estos términos, una rayita traduce en la gloria, la felicidad en cómodos sobresitos troquelados y una razón más para embriagarse con ella y más tarde con amigos.
En cualquier parte del mundo -pongámosle en la mano derecha de ella, que aguarda sentada en el sillón de su casa mientras toma jugo de pomelo- dos rayitas es un bebé, y a los veintitantos años, un murmullo en el oído, la sugerencia poco simpática de que se te acabó la joda, pibe.-
.
.
(imagen extraída de aquí)

1 comentario:

Mhoris dijo...

el rey tiro a la reina, que despartajo.
me gusta mucho lo q escribes.
beso