domingo, 2 de diciembre de 2007

Entrevista a Eugenio Raúl Zaffaroni


"El segurismo es el único discurso"


Aguardar durante una hora en el cuarto piso del Palacio de Justicia donde se encuentra la Corte Suprema, permite apreciar con mayor detenimiento los finos detalles del imponente edificio ubicado en la zona de Tribunales. Una vez dentro del despacho de Eugenio Raúl Zaffaroni -que saluda con un beso en la mejilla e invita a sentarse en unos cómodos sillones color vino- se advierte también el buen gusto y a la vez la sobriedad del ministro que ocupa ese mismo despacho desde hace ya cuatro años. Con atípica humildad para un hombre con su jerarquía, y luego de haber atendido incluso a otros medios, Zaffaroni contestó a Domingo algunas inquietudes de actualidad y otros temas ya instalados en la sociedad argentina.

Usted le comentó a Néstor Kirchner que el presidencialismo estaba agotado ¿Qué le contestó el presidente cuando le planteó esto?
Eso es algo que yo vengo planteando hace tiempo. No me dijo que no tenía razón, sino que no era el momento. Tampoco yo pretendía que el cambio se hiciera de la noche a la mañana; no sé cuándo será el momento político oportuno, pero creo que el presidencialismo no da más. Adoptar la forma parlamentaria organizaría más las fuerzas políticas que se reacomodarían por sí solas.

Si bien ha señalado que no es marxista y que es liberal en lo político, ¿se considera un hombre de izquierda?
Podría decir progresista, que se yo...Algo bastante alejado de la derecha, eso seguro: no legitimo un status quo.

¿Es verdad que participará con el oficialismo en la fundación Argentina Primero?
Es posible que forme parte de un Consejo asesor junto a mucha gente, de modo que aún no sé bien de qué se trata ni puedo adelantar nada porque no tengo conocimiento del tema.

¿Por qué cree que sucedió el motín en la cárcel de Santiago del Estero?
Es una negligencia incalificable. Estos incidentes se vienen produciendo por los colchones de poliuretano: todo el mundo sabe que es un material muy inflamable y que despide un humo tóxico. Deben prohibirse en cárceles y manicomios: ya llevamos 200 muertos por esta razón.

El fiscal de la causa por el crimen de Franco Campeggi, el chico de 12 años que mataron en un cyber de Moreno, le dijo a la prensa que la Constitución no prohíbe encadenar a un preso a la cama de un hospital, como se hizo con uno de los acusados por el asesinato. En su opinión, ¿Se procedió bien?
Me parece una barbaridad. No hay una ley que lo prohíba expresamente, es cierto, pero hay un principio general de trato humano. Con el mismo criterio se puede hacer salir a alguien a la calle con una bola de hierro aferrada con grilletes a las piernas.

Como garantista, ¿qué postura tomaría para reducir el delito?
Se supone que todo aquel que está con el Estado de derecho tiene una postura garantista, pero hay quienes apoyan el Estado de Policía, que es el Estado autoritario, y entonces no adoptan esta posición. El servicio de seguridad tiene que estar en manos de técnicos, tanto la policía de seguridad que trabaja en la calle como la de investigación criminal. Si a mí me visten de policía, soy un tipo disfrazado de policía...

Juan Carlos Blumberg, ex candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires, dijo que la solución a los problemas de seguridad es bajar la edad de imputabilidad. ¿Sería esta una medida eficiente?
Creo que no tiene nada que ver una cosa con la otra. Eso es un eslogan político, como la mayoría de las cosas que hoy se dicen en materia de seguridad. El segurismo hoy lo ocupa todo, se convirtió en el único discurso, y los funcionarios públicos, al no tener programa, no hablan más que de eso. Opinan sin tener una idea: los problemas de seguridad no se encaran con leyes, se encaran con realidad, a los delincuentes no se los corre con papelitos. Además, la dictadura, en el 76, bajó la edad de imputabilidad y tuvo que volver a subirla porque no le dio resultado.

Recién mencionó que a los delincuentes “no se los corre con papelitos”.¿Con qué se los corre?
¡Con la policía! (risas).

Usted siempre se mostró reacio a que la justicia se viera influenciada tanto por la presión del poder político como por la de la opinión pública. ¿Cree que cada vez los jueces seden más a los lobbies?
No. Creo que hay un riesgo de que los jueces se sientan sitiados por la opinión pública y amenazados por el poder político, pero no en la Argentina, sí en otros países donde estoy viendo que hay un gran temor a la prensa y a la actitud demagógica de los funcionarios. Acá hubo algunos brotes de esos, como pedir juicio político a algunos jueces que habían tomado decisiones que no eran compatibles con la coyuntura, pero los brotes no pasaron a mayores.

¿Y a qué se le tiene miedo de la opinión pública?
Hoy hay un discurso único de medios que manejan los políticos. Antes fue la censura, hoy es el discurso vindicativo que reprime a los políticos, que a su vez no se animan a ir contra eso. Yo mismo me he sentido censurado por algunos medios.

¿es cierto que jamás lo analizaron?
Nunca.

¿Y que nunca se enoja?
(risas) A veces sí. Me molestan ciertas deslealtades, miserias...la crueldad y la falta de un mínimo de solidaridad me saca un poco de quicio.

¿Eso es producto de la falta de códigos?
Creo que han ido cambiando, y hay nuevos códigos que por ahí no entendemos. La cultura es dinámica, y en consecuencia hay pautas que se pierden y otras que se adquieren: en algún aspecto se han deteriorado, en otro, mejorado. Pero no creo que pueda decirse que todo tiempo pasado fue mejor.

En una nota manifestó que estaba alegre de haber despertado críticas de lo peor de la Argentina. ¿A quién se refirió?
A aquellos que han apoyado la dictadura militar y a los procesos corruptos, que nunca son democráticos: si así fuera, reparte equitativamente y por ende no es corrupción.

¿Qué sintió cuando el radical Rodolfo Terragno lo acusó en la sesión previa a su designación de haber sido un “connivente funcional con distintos gobiernos, civiles y también militares”?
Una opinión política más. Era una ocasión para llamar la atención: alguien dice eso y le dan cámara.

En 1981, usted concedió un habeas corpus a un gremialista detenido, Santos Aurelio Chaparro. El entonces fiscal, que fue secretario de seguridad de Kirchner, Norberto Quantin, hizo todo lo posible para que la medida no prosperara. ¿Alguna vez habló con el ex funcionario sobre el tema?
No. Chaparro...(Zaffaroni toma el artículo publicado por Clarín para leerlo durante algunos minutos) No me acuerdo del caso en particular, sí que por un decreto nos sacaron los habeas corpus, y uno de los motivos eran algunos habeas concedidos por mí.

Usted estuvo entre los lideres del FREPASO, ¿Piensa en volver a la política alguna vez?
En este momento no lo tengo pensado, lo que no quiere decir que en el futuro no vaya atenerlo. En su momento me han atribuido que podría llegar a postularme para ser Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, cosa que jamás se me pasó por la cabeza, y fueron tantos los rumores que tuve que salir a desmentirlo. El plan que tengo para cuando me vaya es volver a la actividad universitaria. Me aterran un poco los cargos de gestión porque quitan demasiado tiempo: se volvería incompatible con mi proyecto académico.



Por Juan Bautista Torres López
para el diario Domingo(TEA)

3 comentarios:

la coordinación dijo...

"no se los corre con papelitos"
me dà el mismo miedo que los corra la policìa. y si en vez de correrlos los educan? los ayudan? les dan posibilidades?
buena nota.

nueva-politica-criminal dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
superchería dijo...

Grande Zaffaroni!
Gracias por compartir esto!