Hoy me crucé con Brian. No lo veía desde el secundario. Siempre le tuve rechazo: detesto el nombre Brian pero eso no es culpa suya, más bien de los padres, delirantes adolescentes, parte de una sociedad revolucionaria mezclada con banderitas argentinas que se comieron el verso de que ganábamos la Guerra de Malvinas. Entre las bombas, los secuestros y las llantas de los Ford Falcon que araban por las noches, nació Brian. Gran jugador de fútbol: también lo odié por eso. Tenía todas las minas, era alto -sigue siendo alto-, muy drogadicto y hablaba bastante mal, pero a las mujeres no les importaba. Brian era el barrio, tatuaje, cordón de la vereda. Hace unos años cayó en cana vinculado a un delivery de faso. Los pelotudos distribuían las bolsitas en Plaza Flores, y hacían los repartos en un Renault 6 amarillo, como para no verlos... Brian, gran jugador de fútbol, ¿te lo dije? Fumaba porro pero no cigarrillo, parte de esa generación de los noventa que prefirió ahorrarse el tabaco y hacer un culto de la marihuana. Papá no entendería cómo se puede comprar una parte del combo. Papá nunca fumó faso. Me gustaría invitarlo a Brian a tomar una birra. Pero no creo que venga. Hoy lo vi en el noticiero, parece que la mafia del barrio lo boleteó. Le pusieron tres tiros en la nuca. Tembló en el suelo, Brian. Rogó para que no lo quemaran, pero a los tipos les importó tres carajos. A Brian le gustaba la birra.-
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(imagen extraída de aquí)
2 comentarios:
Che, esto tiene una mezcla. Una mezcla de algo, de no sé qué. Me gustó, y la foto también.
Me gustó, muy realista...
odio la ficción fantástica.
p.d.: Mi perro se llama Brian(L)
Besosss
tu fiel seguidora,
Flor...(:
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