En el constante aprendizaje por hacer de este concubinato infame un binomio ganador, fui dejando de lado mis posturas a medias y la melena rubio-platino que supo acompañar el turno cada viernes y sábado de religiosa trampa con tarjetas de descuento. Tuve que acostumbrarme a extrañar a una sola mujer, recordar una sola dirección a la cual regresar, un sólo gusto -a los sumo, dos o tres- de helado, y de cuidar esa delgada consecución de cosas únicas, detallar momentos sin repetir y sin soplar, sin decir algún otro nombre, sin pifiar para no tener que dar explicaciones. Un nuevo Pepe Grillo -más bien desafinado pero coherente- se hizo cargo de mis impulsos: es bueno que alguien responsable domine a tal nivel de (in)consciencia -medio torpe-. También tuve que ceder mis armas más ortodoxas, reconocer cuando hay que callarse la boca y callarse la boca en esos momentos en que alguien espera algo de uno. El misterio teje necesarias redes que destejen los soberbios y los pelotudos. Vos también debés haber aprendido algo -aunque quizá sea mejor que no me lo digas-: abandonar el turismo en mi bandeja de entrada, prolongar tus visitas higiénicas y haberlas convertido en proyecciones a largo plazo, tal vez hayan sido algunos de las moralejas que ofrecieron mis cenas quemadas y las ganas de que seas vos el mesías de la estabilidad emocional. Dejaste algo muy bueno en mí. Ya no debo ponerle nombre a mis hijos ni elegir el diseño del papel higiénico. Todo lo que vos prefieras estará bien: al fin y al cabo, uno deja que le den órdenes para ver que al fin, se ordenan las piezas del tan manoseado puzzle interno.-
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1 comentario:
me encanta esta....es muy artistico como de una forma subsidia lo que viene siendo todo un horrol show... creo que en el mas alto estilismo de la palabra es mi favorita !
Alex.
Republica Dominicana.
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