La muerte es un cuatro por derecha, transpirado, maloliente y sin muchas ganas de correr. Es un cuatro rendidor y hasta ahí, sin lujos, sin chiches ni botines dorados, sólo conserva una promesa: en algún momento, te rompo la rótula. Y uno lo cargosea, le muestra la bocha, le mete un caño y mientras más finito uno pasa de la muerte, más ganas tiene ella de pegarte bien fulero desde atrás. La muerte es un pilar más bien rústico y sin diplomacia. Me cago en el fair play, te dice y escupe al pasto. No te lo tomes tan a pecho: la muerte se caga en todo y en todos. Así es ella: un empleado administrativo muy mal pago (con razones para rezongar). Es quien debe hacer el trabajo sucio every day. Sacar la basura, limpiar la cloaca, barrer las chozas, perfumar el bidet, lustrar el pasamanos, encerar el jonca, macerar la bola de fraile, acunar a los paralíticos, peinar los pastizales; usted me entiende. Pero la movida es encarar siempre para el aro, mandar gambeta y sonreirle a los flashes. La muerte es un cuatro sin mucho movimiento, ¿vio? si por si acaso lo engancha como Dios manda -esos patadones para convidar, patadones de Padre y Señor Nuestro-, ni problema se haga, que no es que usted haya perdido la mística, es que la muerte aguanta hasta que a uno lo ve medio cansado para darle prolijo prolijito en el medio del pecho.-
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2 comentarios:
me encantó, y eso que de alegorías futboleras no lo capto todo..
Poeta de la zurda! Este está buenísimo...guarda con el guadañazoooo!!
Abrazo!!!
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