Te doy tiempo para dejarle dicho a tu vieja que te vas a la Costa por dos días, para escribirle una carta al tipo con el que pagás a medias el alquiler -gordo, me voy, me salió un viaje de laburo urgente, después hablamos, te llamé y no contestabas, beso- y para manotear un abrigo del fondo del estante. Ojalá traigas el tapado verde manzana que te traje de París. Igual, traé lo que quieras. Yo te espero abajo, ponele que en tres horas. No tengo por qué darle muchas explicaciones a nadie, digo que me voy y punto, y después arreglaré las cosas en casa (o no), y ella me dejará (o no), pero ahora no interesa, sólo importa que te apures, que yo voy a estar en la esquina, tengo estos dos días en la playa para contarte por qué se me ocurrió que sería una gran idea inventar esta fuga inconsciente, aunque por ahí sea mejor ni hablarlo, llegar, almorzar en un médano, sentir qué se siente conservarte impune, lejos de otras personas como cuando elogiabas en mí las mismas cuestiones que hoy -en falso- buscás en él, y después vemos cómo sigue todo (o no), qué interesa, si tampoco es clave que hayamos estado tanto tiempo juntos y ahora -hasta ahora- no sepamos nada del otro, es como fugarse con un extraño, un primo lejano, una locura ¿no?, pero en estos dos días vamos a poder contarnos lo que nos ocultamos durante estos años muertos, tomalo como un viaje de egresados para nuestra relación post mortem, una dramatización de lo que tuvimos, qué interesa que ya estés con otro tipo, son sólo dos días, dos días no van a cambiarte la vida, a vos.-
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1 comentario:
muy lindo.-
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