La casa está en orden un carajo, Raúl: llego y me tropiezo con tus zapatos, tirás el abrigo por cualquier lado, te hiciste un sanguche de milanesa y me dejaste el cuchillo embadurnado en mostaza para lavar, ¿qué te crees? ¿que soy un burro de carga yo? ¿que llego y tengo que hacer de niñera, que soy tu mucama? ojo al piojo, que si yo me disfrazo los viernes a la noche es porque me dijiste que te gustaba, pero no te lo creas; sos terrible, ni una manito me das, y desparramás el azúcar, y qué hacen las medias arriba del televisor, dónde se vio que alguien haga tanto lío, esto así no va, Raúl, lo venimos hablando, así no se puede, Raúl hay que parar con todo esto, Raúl quiero un tiempo, sabés a lo que me refiero con el tiempo... Raúl ¿otra vez con lo mismo? No te dejo porque te llames Raúl, si fueras Carlos, Lucas o Juan Bautista, para mí sería lo mismo. Basta Raúl, hay que ponerle fin a todo esto. Te vas a lo de tu mamá, o a lo de Rodrigo, ese cadete con el que salías a tomar cerveza los jueves a la noche. Llevate una mantita por si tenés frío, mirá que mañana va a estar fresco. Raúl yo te lo dije, Raúl yo siempre supe que terminaríamos así, Raúl yo siempre supe que terminaríamos, Raúl yo siempre supe que, Raúl yo siempre supe, Raúl yo siempre, Raúl yo, Raúl...-
.
.
5 comentarios:
Las cosas jamás duran es así.
Ni vale la pena el sufrimiento
nada es para siempre, dicen...
Lo peor es que siempre lo decimos, pero ellos se dan cuenta tarde, demasiado tarde. Cuando uno ya tiene el corazón partido en dos. ¿Cuándo aprenderemos a valorar lo que tenemos cuando lo tenemos y no cuando lo perdemos?
bien por raúl y su mantita.
grande juanito!
va beso.
Esto me huele a venganza.
Publicar un comentario