Sueldo que cobra, sueldo que deposita limpito limpito en esa vieja casona del Bajo Flores, sucio puterío de trolas sin jubilación y de botellas de licor vencido, rebajado con alcohol etílico. Cada principio de mes le cruje el estómago, lo espera una sonrisa de Silvina para cenar y le sonríen los bolsillos, rebalsan de un sueldo contado varias veces, cuidado y descuidado en una noche con la misma puta de siempre. A la Silvia le dice que le roban o que se le cae el fajo en el tren. Total es mi plata, piensa pero no se lo dice. En cambio, se desquita en la casona que guarda sus mejores momentos desde hace once años, ¡Once años yendo una vez por mes! Como sonámbulo se toma el 132 y de ahí patea hasta el rancho, toca timbre, la voz de siempre que lo saluda, la misma mina que se acomoda la minifalda y que jamás se tapa las raíces negras que contrastan con el amarillo quemado de las puntas crecidas. Paga el trago, preguntas y respuestas de protocolo, y después sí, besos contra un labio leporino, perfume a lavanda del desodorante de ambientes, una teta que asoma, él que deja la plata sobre la mesa y Silvina que saca la tarta del horno: ya es hora de cenar.-
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3 comentarios:
sos el mismo del jurado de C Borgeanos? Bajo Flores, puterío, me recuerdan anécdotas contadas. me gustó tu blog, saludos
muy bueno
salud!
Me encantó! Sin duda, me encantó. Creo q es lo mejor que lei en este blog!
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