lunes, 26 de octubre de 2009

juanetes

Qué bien te vendría un freezer: un golpe de hielo y silencio, de aire fresco y desconexión. Voy a empaquetarte y a sacar pasaje para que permanezcas un tiempito en el Ártico de mi atención, lo más profundo de mis intereses. Ahí sí que ya no vas a quejarte de que te saco espacios para estar con tus amigas, vas a tenerte todo el tiempo y para vos solita, con la chance de contarle tus problemas al pedazo de torta que sobró en mi último cumpleaños, o a las milanesas que preparo y guardo para cocinar en mitad de semana. ¿De quién te vas a quejar? No vas a disponer de mi espíritu remisero, ni nadie a quien reclamarle que te haga masajes en los juanetes. La vas a pasar bomba: tomalo como unas vacaciones a Ushuaia, creyendo que visitarías Cancún. Será entonces como un imprevisto -fingí sorpresa, sé que podés hacerlo-: caer en ojotas a la nieve, hundirse en la escarcha, sentir el vacío en la punta de los pies. Te va a gustar el freezer, vas a tenerme con cuentagotas, voy a medirme hasta para ir al baño, rogarás que vuelva a ser el mismo. Pero no es un acto de crueldad, querida, es más bien una semblanza de justicia para no sentirme un perdedor con derecho a roce. En el freezer vas a recordarme, a extrañar mis medias sobre el televisor y que te deje la pasta dentífrica sin la tapita. Llevate campera, querida, que en el freezer faltará este pantriste para abrigarte.-
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(imagen extraída de aquí)

1 comentario:

Aurora dijo...

Falta interpretación... no es eso -seguramente- lo que te pide, y no es así -confirmadísimo- cómo lo hacés...

Colgadoooooooo...