jueves, 14 de octubre de 2010

prematuro

Si no sabés de qué escribir, escribí de mí, sugeriste, y acomodaste la frase con esa sonrisa que obliga a cualquiera a escribir de lo que le pidan. Pero no a mí. Yo no soy cualquiera. Y además, no puedo escribir de vos. Tengo la mano prohibida. No tengo por qué. Ni con qué. Para qué vamos a hablar de vos, propietaria de esas piernas que provocan el 90% de los accidentes en las vías públicas por donde circulás, sos el infarto prematuro, elogio de la soltería, la mejor canción de cumbia, sos el pesto de los días, el Fernet de los delincuentes, sos un buen principio y un abrupto final, euforia y esa mueca de ¿por qué no escribís de mi?
Porque no hace falta. Y no quiero. De vos no hay nada que decir.-
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(imagen extraída de aquí)

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