miércoles, 11 de febrero de 2009

banquete

Yo todavía curtía los mambos de un verano que se despedía con la cachetada más fina del viento, una cachetada con gusto a sal y perfume Givenchy, y sin demasiadas expectativas, me hice amigo de la fiesta de un amigo y entonces vos con tu simpleza de lluvia, fuiste un francotirador romántico y con tacos altos, una melosa película de viernes pre-sexo en casa, tu estilo y tu tranquilidad se hicieron un banquete con mi ánimo ofensivo-sensual-destructivo, que desde luego, se vio en decadencia: vos y todo lo que eso concierne me dieron cátedra en la materia Primeras impresiones que debo evitar. Jamás me podría haber fijado en vos. Eras la anti-cumbia, la no-bailanta, la vigilante del salón y hasta la mujer más interesante que permanecía en él, así de chiquitita, de inofensiva, sin expresiones ni sorpresas. Hasta que sonreíste. Ahí se me piantó un Ronaldinho, y el resto del equipo jugó a no ser tan imbécil, a comportarse, a vamos que esto no es nuevo, muchachos, pero me puse un toque nervioso: me despistaste. Entonces llegó el intercambio de nombres, mails, celulares. Caí en casa con alegría de nene en Disney. Al cabo de unos días te llamé y me atendió un gordo que dijo pibe vos estás drogado o que te pasa, ¿tengo voz de mina? Jamás sabré si me diste un teléfono cualquiera, o si en medio de esa algarabía de carnaval carioca, mis dedos y tus ojos bailaron en falso por sobre las teclas de un celular que lloró conmigo.-
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(imagen extraída de aquí)

3 comentarios:

perra de agua dijo...

ayyyyyyyyyy.

Anónimo dijo...

ufff no hay nada más feo que eso, un celular mal dado o aún peor mal anotado! o el papelito con el mail que se te cayó del bolsillo.... pero todo ocurre por algo

El amigo de Pau dijo...

Jajjaa, qué grande.
"Primeras impresiones que debo evitar" me queda previa de por vida.