martes, 17 de febrero de 2009

Quebracho

Más vale morir como un valiente que vivir como un cobarde, le dice Don Alejandro de la Vega -padre del tierno/carilindo/adinerado/simpático/culto Don Diego de la Vega, quien ante la más mínima injusticia se trasviste en El Zorro- a un grupo de fachos-terratenientes falsos-españoles -¿o eran mexicanos?- que, cual pincelada del movimiento Quebracho, se juntan en ronda y discuten las bondades de prender fuego California o mejor quedarse en el molde. Y mientras Don Alejandro dispara verdades a rolete, su hijo lo mira como diciendo qué pelotudo papá, qué ganas que tiene de romper las bolas y el statu quo, pero no le dice nada, lo deja hablar, hacerse el rebelde en las mesas redondas, flashear que es el Che Guevara, Juana de Arco, Napoleón. Al fin y al cabo, le habla a otra manga de cuasi-progres con guita y delirios anarquistas, y también arremete contra mi vaso de chocolatada sin grumos y contra mí, que estoy casi al borde de llamarte por teléfono para decirte cualquier huevada, lo que sea, preguntarte si estás viendo El Zorro, o si estás de novia, o yo qué sé. Pero no, yo no soy ni Don Alejandro ni Don Diego, y mucho menos el Zorro: a menudo, morir como un cobarde tiene más sentido -y mérito- que hacerse el valiente y quedar como un boludo.-
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(imagen extraída de aquí)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Basta de clubes o cofradías de los corazones cobardes! Hay que inventar otra realidad.
Soy Siesta, sin ganas de loguearse.

Anónimo dijo...

"que ser cobarde no valga la pena" como dice Sabina. Rompé con el status quo y dejate llevar por la tentación, ¡llamala!
A lo sumo no la verás nunca más en tu vida y la reemplazaras con otra (que por lo visto no te cuesta taaaanto)