En esta vida cuantitativa, sólo le tengo miedo al fracaso. Ya sé, es muy amplio decir fracaso, y hay que ver quién lo mira, de dónde, desde cuándo y todas esas cuestiones relativas que no dejan de hacer a la circunstancia una situación incómoda y permanente. El fracaso es no llegar a ser lo que uno quiere ser. Fracaso -en mí- es verse convertido en un engranaje absurdo, un acomodado de saco y corbata, con título universitario, un fukin chalecito en dos aguas, jardín para tomar sol en primavera, familia-tipo-careta con hijos rehenes de colegio privado y peinados raya al medio, y una mujer preciosa que reclama un poco de atención y una mesada que le permita mantener una empleada doméstica y un peinado con Pantene Pro V. Lindo el fracaso, ¿Eso te parece fracaso? ¿Eso, en verdad, me parece fracaso? ¿La estabilidad económico-emocional, el prestigio en una profesión inútil y la coherencia en una familia bien vista por la sociedad moderna? Fracaso es otra cosa, pibe, dirá el abuelo, y al fin y al cabo tiene razón. Aún así, por más que lo diga él, los conductores del noticiero y los empleados del Banco Nación, no deja de abrumar el cosquilleo insensato que aconseja ese miedo a quedarse atascado en la felicidad de mampostería, en lo irreal de terminar en el lugar al que todos esperaban que uno llegue. Colmar tan sólo las expectativas ajenas, es ser un imperdonable fracasado, cagón y mediocre.-
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4 comentarios:
También es mi miedo. Pero no tanto por estar ahí, sino por no animarme -nunca- a salir de donde quedé. Hacé tu revolución, NNN, los demás, luego, te agradecerán. Beso, che!
"un fukin chalecito en dos aguas, jardín para tomar sol en primavera"
¡Eso está buenísimo!
Es el miedo de todo buscador. Pero aunque por momentos sientamos ese fracaso, hay que seguir buscando para no convertirnos en funcionales al mercado y tratar de romper los dientes este engranaje. Cuesta, acarrea crisis internas, pero hay que seguir buscando. Los buscadores siempre van a tener miedo al fracaso (o a ese exitismo tribunero), pero siempre se encuentra el rumbo si se sigue buscando. Y esa búsqueda puede durar toda la vida.
Estimadísimo,
sepa que el fracaso es dejar de hacer lo que uno tiene ganas. Triunfo es el deseo hecho realidad. Lo demás, es una pobre estabilidad, seguridad a futuro, poco temple para las adversidades. Y para las vicisitudes de la vida real, que muy lejos están de la aburridísima vida que pretenden para nosotros los empleados del banco tal o cual. Y, posiblemente, de las que instala la institución matriarcal.
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