En caso de que lo necesites, llegado el supuesto -última instancia o no- de que andes buscando un puñado de vísceras para rellenar y darle complemento a lo poco que debe quedar sano dentro de tu cuerpecito de generosas medidas para los ojos masculinos, al momento que necesites vientre y chucherías para sostener la vida, querida, quiero que sepas que yo estoy dispuesto a donarte hasta el último filamento de esta enorme res de carne humana, huesos al borde de la osteoporosis juvenil y sentimientos al atardecer. Recuerdo este deliberado deseo altruista ya que en su momento te dije que no te daría ni una uña chamuscada, pero cambié de opinión. Será obra de la propaganda estatal y sus campañas profundas, pero me volví un salvaje militante defensor de la desinteresada ablación de órganos. Dejé de lado el prejuicio y el miedo a que me extirpen en una clínica-tugurio del Conurbano bonaerense cualquier parte de mis mollejas y demases internos. Hoy sólo pienso en hacer(te) el bien, darte un hígado, prestarte un pulmón, ragalarte los riñones o convidarte cualquiera de mis médulas (porque hay más de una, ¿es así?). Lo único que reservaría para mí es este corazón discontinuo y desvalorizado. Podés quedarte con el resto: cerebro, estómago, vejiga y hasta el perro, que todavía aulla madrugadas con su hocico lleno de preguntas con tu nombre.-
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2 comentarios:
esto:
http://www.imheremovie.com/
re lindo, me encanto-
inés
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