martes, 29 de julio de 2008

amarillo

Me enamoré (1). No, de verdad, me enamoré (2) de esa rubia (3). Mirá cómo baila (4), y mueve la cabeza (5), y sus ojos brillan (6) como dos estrellas (7). En fin, como no me la voy a encarar (8), me voy a tomar algo (9) a la barra (10).


(1) Es la décimo octava vez en esta noche de viernes que Gonzalito repite la frase.
(2) Vigésima vez. Y qué carajo sabés vos de enamorarte, Gonzalito? Cuántas veces te enamoraste? A ver? Decíme, cómo sabés cuándo te enamorás? Tantas veces te enamoraste?
(3) Rubia: dícese de una mujer que se pinta la cabeza de amarillo.
(4) Aunque Gonzalito no lo sepa, lo que tiene esa chica es un principio de ataque de epilepsia por las luces blancas que parpadean en este boliche de cuarta.
(5) Revolea la peluca oxigenada, llama la atención, así como las aves bailan alrededor de su pareja, revolear la melena rubia platinada es un vil cortejo que resulta desde los años '70. De hecho, me atrevo a decir que es Retro, Vintage.
(6) No Gonzalito, eso sí que no. Se hace evidente el consumo de ácidos.
(7) Brillan como dos estrellas. ¡Frases hechas si las hay, Gonzalito! es claro que hoy te vas del boliche solo muy solo.
(8) Jamás lo hace.
(9) Algo es cualquier cosa, lo que calce con el presupuesto disponible a esta altura de la noche. Y como ya no hay plata, no creo que puedas seguir de jolgorio, Gonzalito.
(10) O bien, vas a rebajarte a tomar agua de la canilla del baño, si es que todavía no la cortaron porque los pastilleros sacaron a relucir sus excesos que van contra la economía del boliche.
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(imagen extraída de aquí)

1 comentario:

MSR dijo...

Pobre Gonzalito, le sale una bien alguna vez?