lunes, 7 de julio de 2008

tuco

Toqué el timbre y aunque no me invitaste a pasar, pasé porque llovía y era de noche. Me abriste la puerta de casa, ofreciste una silla y me acosté en el sillón. Sobre la mesa dos platos hondos, lo único que falta es que ahora cocines pastas. Me trajiste whisky cuando quería agua, pusiste Blues y te pedí que bajaras el volumen, te rogué que me escucharas y te fuiste a fumar a la ventana. Invitaste a que me sacara los zapatos y dije gracias, después vino el café tibio que siempre preparás para hablar de temas importantes, vino tu cara de avestruz, la sonrisa de mampostería y tus gestos esquizofrénicos. Cuando sonó el timbre y entró el otro, el titular, el que esperabas, el que se sentaría en la cabecera y vos a su derecha, sabía que lo conocía, qué hijo de puta cómo no me di cuenta antes. Entonces el que se va a la ventana ahora soy yo, me ofreciste fuego y por un instante pensé en quemarte viva, pero saqué mi encendedor y prendí el tabaco. Desde afuera, en el balcón de tu departamento, los veo comer sus fideos con tuco. Llueve y por eso tal vez no te das cuenta de que lloro. Odio los fideos con tuco.-
(foto extraída de aquí)

2 comentarios:

Miriam Eme Eme dijo...

Ese es el tema: si te dieras cuenta antes no tocarías el timbre, no aceptarías el whisky, ni -horrendo- taladrarías tus oídos con blues.
Si te dieras cuenta antes te irías a comer una picada a la Casa del Queso porque ahí si que nadie se comería tu tuco.
Bello, como siempre.
Miriam

Nadie Nunca Nada.- dijo...

Gracias Miriam. Y es así...uno sabe que siempre está más cerca de la Casa del Queso y que así es mejor, pero algo aparece, y el timbre, y subís, y te quedás, y nadie te invitó...pero ya te quedaste, estás cómodo, pero vino el otro y vos estás con tus patitas rasgando el vidrio de la ventana para que te abran. Y es muy difícil fumar bajo la lluvia.