jueves, 3 de julio de 2008

procesal

Por qué yo, justo yo, en la clase tenías a ochenta iguales a mí, en la facultad a más de diez mil, y justo viniste a sentarte al lado mío, y yo justo zurdo y vos diestra y te moví el codo durante toda la clase de Derecho Procesal Civil y Comercial, tanto te moví que al final me dijiste flaco sos insoportable y ahí nomás supe que eras vos, nos miramos y me juré no faltar ninguna otra clase de Procesal y no volví a faltar pero tampoco volví a prestarle atención a la gorda -doctora gorda- que daba una de las clases más solemnes que tuve en toda la carrera. Después de pedirte perdón de todas las formas posibles, de cargarte los libros, de invitarte a tomar un horrible café de la máquina que está al lado del baño, nos despedimos, y volvimos a encontrarnos en lo pasillos una vez, dos, tres, cada día iba a la facultad para encontrarte, me quedaba horas de más, fumando sin ganas de fumar, tan sólo para hacer tiempo, en una de esas si uno ayuda al destino la gente se encuentra. Pero no, cuando nos dejamos -de alguna u otra forma nos dejamos- no conservamos ni direcciones ni teléfonos. Hoy se me ocurrió que debía hablar con vos para ver qué onda, y como recordaba tu apellido, te busqué en la guía. Si tu papá se llama Horacio te juro que tengo tu teléfono. Si tu papá se llama Horacio y justo atiende Horacio, te juro que corto.-

7 comentarios:

ele dijo...

Cuántos sentimientos encontrados por éstos escritos, Sr.
Creo que es preciso que concrete con alguna de sus niñas de la Universidad, sería interesante ver el lado opuesto a la procastinación Hamletiana.
Me lo imagino de esos novios con galera y que siempre asoma la silla en el restó.
Le va a quedar bien ese traje, pruebe.
Le mando mis saludos.

-es interesante ver lo que causa la falta de sexo en algunos, porque en ningún momento me referí al "Anónimo" en especial. Grandioso, fastuoso, diría Freud-

Anónimo dijo...

Buen día (antes que nada),

Me tomo el atrevimiento de tutearte..si te molesta me lo decís.

Debo decirte que cada vez que leo un escrito tuyo, logras generarme una duda: la duda de cuánto de real y cuánto de ficción hay en éstos.

Si el "Horacio" en cuestión existe, y podría llegar a ser el padre de la señorita indicada, te sugiero que llames y no cortes. Tal como dijiste, una ayudita al destino no viene nada mal.

Felicitaciones por tu talento.

Un gusto y saludos,

Anónimo dijo...

A la egocéntrica:
El único "Anónimo" que había cuando escribiste eso era yo.
ah, y como diría un poeta, la verdadera "grandeza", no necesita de la humillación del resto.
saludos.

Nadie Nunca Nada.- dijo...

yo, mi otro yo,...:

Me gustan los trajes, y te arrimo la silla, te abro la puerta, te cocino, te plancho, te abro la puerta para ir a jugar y hasta acepto que me digan conchita y no te mato ni a la suegra ni a las hijas. Ni a vos.

car:

Tutee, por favor, estamos en familia! Me alegro que flote esa duda que propone. Es mejor así, no? sin saber dónde queda Horacio, a qué se dedica, si existe o no, si atiende o no.-

Muchas gracias a ambas, tanto por la onda como por aportarle pinceladas interesantes a este humilde espacio de descontractura.-

Anónimo dijo...

A mi me pasa exactamente igual, la duda de cuánto de real y cuánto de ficción hay..

un saludo a nadie nunca nada.

maruu (mariela, sino después piensa que dejo anónimos)

Musica sin mapas dijo...

Muy muy buen blog... que mas segui...

Saludos clandestinos

Miriam Eme Eme dijo...

Excelente!
De un modo conciso y literario explicaste porque el deseo es siempre deseo del otro, y uno busca cuando pierde...
Atención: no se lamenta al perder, sino que busca aquello perdido...
que no es justamente Horacio, claro está.
Slds, Miriam

http://klamahama.blogspot.com/